En la Tierra a jueves, 18 abril, 2024

¿Pueden las redes sociales hacernos perder nuestro puesto de trabajo o a nuestra pareja?

Todos lo sabemos, aunque sea por la innumerable cantidad de veces que lo hemos escuchado: compartir información sensible en Internet es, cuanto menos, peligroso. Ya lo dice el dicho: Lo que se sube a la red, en ella se queda. Una verdad muy cierta ya que, aunque tratemos de borrar lo publicado a posteriori y porque nos hayamos confundido, no podremos eliminar su rastro que se habrá extendido más allá de dónde alcanza la vista. Lo peor es que, fruto de este pasotismo y en muchos casos, se han perdido puestos de trabajo o, incluso, relaciones de pareja. Lo ha confirmado un estudio de Kaspersky Lab, en colaboración con B2B International, que destacó a España como uno de los países menos cuidadosos al respecto de su privacidad en 2015.

Los resultados al respecto son contundentes. Por ejemplo, a los españoles nos gusta compartir, por encima de todo, “selfies” (58%). También damos a terceros nuestros datos de contacto (43%), imágenes de conocidos (28%) e información laboral (27%). Al final de la lista, y como confiesan los encuestados, encontramos que un 12% revela sus secretos y un 9% sus número de cuenta y demás datos bancarios. Unos números que dan escalofríos y que reflejan, por un lado la falta de información sobre los peligros que reporta esta práctica y, por otro, su escasa preocupación por los daños que pueda sufrir.

Unas afirmaciones que, bien es cierto, el estudio contradice ya que refleja que la mitad de los ciudadanos se preocupa por las consecuencias de un posible robo de material íntimo. Así, un 35% tiene miedo de que se puedan romper sus relaciones personales, un 32% el poder ofender o avergonzar a terceros y, por último, un 12% no quieren que les afecte a su carrera profesional. Entonces… ¿Por qué demuestran lo contrario? La justificación, en palabras de los afectados, llega por realizar esta emisión de datos de manera accidental. Un 15% ha sufrido esto y, de entre ellos, un 10% ha tenido que pagar por ello, en diversas versiones: un 34% han perdido amigos, un 11% han sufrido intimidación de terceros, un 17% pérdidas económicas, un 15% han roto con su pareja y los último, en menor medida (un 7%) han sido despedidos de sus puestos de trabajo.

Con todo, y aunque el bombo sea excesivo, el estudio de Kaspersky Lab revela que un 12%, sabiendo lo que puede ocurrir, sigue sin protegerse. Eso sí, un 47% ya toma medidas y, en el medio, un 31% revisa lo que envía en el momento aunque… ¡Ahí se queda! También se rechaza enviar información, en una gran medida, cuando no está en condiciones, como ocurre al haber ingerido mucho alcohol. Y si se hace, luego borran el historial. Una medida que, si bien de cara a los menos avezados en las nuevas tecnologías, no sirve con los más puestos. Sea como fuere, tenemos mucho que aprender todavía al respecto de nuestra seguridad… O lo que es más importante: ¿Conseguiremos darnos cuenta del peligro que supone el envío de datos sensibles sin control?

Seguiremos Informando…

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