Todos sabemos que el asma es una enfermedad crónica del sistema respiratorio caracterizada por síntomas tales como respiración sibilante, falta de aire, opresión en el pecho y tos improductiva durante la noche o por la mañana. Sin embargo, esta ‘popularidad’ le viene grande. Hoy en día, el asma sigue siendo una enfermedad ‘mal controlada’ y sobre la que rondan muchas propuestas de mejora administrativa. Así lo ha afirmado Santiago Quirce, coordinador representante de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario La Paz.
El especialista cifra en 3.000 millones euros al año los recursos económicos que suponen a día de hoy los casos de personas con asma grave no controlado. Tanto él como Soledad Alonso, vicepresidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermedades Respiratorias (FENAER), apuntan que un buen diagnóstico y tratamiento ‘desde el principio’ evita que la enfermedad llegue a considerarse severa.
Con este objetivo han actualizado los contenidos de la Guía Española para el Manejo del Asma, GEMA 4.0. Su principal objetivo es incrementar la formación de los profesionales sanitarios implicados en la atención de las personas afectadas por la enfermedad. En esta actualización se incluye ntres nuevos capítulos: ‘Asma y EPOC’ (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), ‘Asma grave no controlada’ y ‘Plan de difusión y de implementación’.
Se trata de un consenso de 101 expertos en asma de 13 sociedades científicas (GRAP, SEAIC, SEFAC, SEFC, SEICAP, SEMERGEN, SEMES, semFYC, SEMG, SENP, SEORL, SEPAR y SEPEAP) y la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermedades Respiratorias (FENAER).
Durante la presentación del documento, los profesionales han aprovechado para subrayar que en asma todavía son muchas las demandas que se escuchan: el desarrollo de un Plan Nacional para el Asma, la creación de más consultas monográficas de asma grave no controlada, la mejora de la comunicación entre médico, paciente, enfermeros y farmacéuticos, la incorporación de más espirómetros a los centros de atención primaria, enfermeras con más formación y entrenamiento.
Los expertos también han reconocido que ‘se ha mejorado de manera importante en los mecanismos de administración de los medicamentos antiasmáticos y hay nuevos fármacos que están demostrando su efectividad’.
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