Han pasado dos años entre la emisión de la cuarta y la quinta edición de Quién quiere casarse con mi hijo y la marcha del programa no es todo lo buena que se esperaría de él. Los responsables del formato aseguraron en la presentación de esta última edición que habían dejado pasar el tiempo para que el programa respirase, pero parece que no ha sido suficiente.
La realidad es que han tenido que emitirse cuatro episodios para que esta quinta edición saboree sus mejores datos de la temporada con un dato máximo de 8,6% de share y 1.034.000 espectadores. Sin embargo, estos números quedan muy lejos de los logrados en ediciones anteriores y mucho más si tenemos en cuenta que la noche del lunes es una de las más repartidas en cuanto a audiencia se refiere, ya que no cuenta con un programa claramente favorito entre la audiencia.
La parte positiva para QQCCMH es que a pesar de los discretos números que cosechó en su estreno, en el que no alcanzó el millón de espectadores y sumó una cuota de pantalla de 8,1%, el traspaso de los miércoles a los lunes, parece haber sentado bien al formato que presenta Luján Argüelles. Pasadas las galas iniciales que sirven de presentación, quedan por delante cinco programas en los que la intensidad irá en aumento hasta llegar el momento de la decisión final y la respuesta de la audiencia puede dar un giro.
Aun así quedan muy lejos los números de ediciones como la pasada –cuarta edición- en la que QQCCMH rozó los dos millones de espectadores y acumuló una cuota de pantalla de 12,6%. El programa de Cuatro confirma sus horas bajas, aunque todavía tiene margen de error y media temporada para recortar distancias.
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