Trastorno Bipolar, una enfermedad compleja y difícil de diagnosticar

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El trastorno bipolar, también conocido como psicosis maníacodepresiva es una enfermedad que dura toda la vida y que se caracteriza cambios de humor que van desde un estado de euforia extrema (manía) al lado totalmente extremo, un decaiento absoluto (depresión) que en casi una quinta parte de los pacientes acaba en suicido. Hablamos de una enfermedad mental que afecta a dos de cada cien personas y las incapacita en un alto centaje para el mundo laboral.

 

El trastorno bipolar, también conocido como psicosis maníacodepresiva es una enfermedad que dura toda la vida y que se caracteriza cambios de humor que van desde un estado de euforia extrema (manía) al lado totalmente extremo, un decaiento absoluto (depresión) que en casi una quinta parte de los pacientes acaba en suicido. Hablamos de una enfermedad mental que afecta a dos de cada cien personas y las incapacita en un alto centaje para el mundo laboral.  

 

El trastorno bipolar resulta de alteraciones en las áreas del cerebro que regulan el estado de áno. Durante los períodos de manía, una persona puede ser demasiado pulsiva y energética, con un sentido exagerado de autoesta. Es  frecuente en estos periodos que la persona gaste más de lo habitual, que compre cosas innecesarias o que sea incapaz de controlar su vertiginoso ritmo de pensamientos.  La depresión es la otra cara del trastorno bipolar y trae consigo sentientos abrumadores de ansiedad, baja autoesta y pensamientos suicidas.

La duración de los episodios es muy variable, y puede ir desde horas a días, meses e incluso años, aunque los periodos maniáticos suelen ser más cortos que los depresivos.

Sirva como ejemplo la definición que Andy Behrman,  hace de su propia enfermedad en el libro que recopila sus memorias: “Electroboy: a memoir of mania”:

“La manía consiste en buscar desesperadamente vivir la vida en su nivel más apasionado; repetir dos veces e incluso tres en las comidas, alcohol, drogas, sexo y dinero;  intentar vivir toda una vida en un día. La manía pura es estar tan cerca de la muerte como nunca podría estar. La euforia es agradable y amenazadora a la vez. Mi mente maníaca rebosa de ideas y necesidades rápidamente cambiantes; mi cabeza está atestada de colores vibrantes, ágenes salvajes, pensamientos extraños, detalles agudos, códigos secretos, símbolos y lenguas extranjeras. Querría devorarlo todo (fiestas, gente, revistas, libros, música, arte, cine y televisión). En mis estados más psicóticos me agino masticando las aceras y los edificios, tragándome los rayos del sol y las nubes (…) Mis acciones suceden al azar, basadas en pensamientos delirantes, intuición sesgada e instinto anal. Cuando estoy maníaco mis sentidos están tan afilados que el golpeteo de mis pestañas sobre la almohada suena igual que un trueno”.

Los maníaco depresivos han estado siempre rodeados de un halo de misterio y encanto, puesto que es una patología que a menudo se ha acompañado rasgos de genialidad o inmensa creatividad. Edgar Allan Poe, Sylvia Plath, Vincent van Gogh, Cole Porter, Balzac, Hemingway, Isak Dinesen, Virginia Woolf, Gustav Mahler, Haendel, Mary Shelley, Charly Parker, Lord Byron, Holderlin, Gauguin, Rosseti, Jackson Pollock o Robert Schumann son solo algunos de los bipolares cuya genialidad estuvo potenciada la manía.

Síntomas:

Fase Maníaca:

Fase Depresiva:

 

El trastorno bipolar origina consecuencias muy negativas en la vida de los pacientes que lo sufren. Se calcula que las personas que inician esta enfermedad con veinte años, más o menos, pueden perder hasta 9 de vida, 12 de buena salud y 14 de actividad laboral. Además es el trastorno mental que con más frecuencia se asocia al consumo de drogas, puesto que entre el 3550% de los pacientes tiene historia de abuso o dependencia de alcohol y otras drogas.

Hay muchas clasificaciones del trastorno bipolar, pero habitualmente se distinguen tres tipos:

          Trastorno Bipolar I: el paciente sufre episodios maníacos o mixtos y generalmente, además depresiones. Haber sufrido un sólo episodio maníaco es suficiente para que el paciente sea clasificado en este grupo. Los episodios suelen ser graves y con frecuencia presentan síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios.

          Trastorno Bipolar II: el paciente sufre exclusivamente episodios hipomaníacos y depresivos. Los preros son difíciles de reconocer y ello pasan, con frecuencia, desapercibidos. Así que en estos casos el bipolar sólo busca tratamiento en las fases depresivas de la enfermedad, lo que es tratado exclusivamente con antidepresivos, lo que hace que se agrave el problemas.

          Ciclotia: el paciente sufre períodos de síntomas hipomaníacos y depresivos, que sin embargo, su levedad no se pueden etiquetar como tal. Tiene un carácter cíclico y crónico.

 

Lo preocupante es que según el Dr. Jesús del Valle Hernández, vicepresidente de la Fundación Mundo Bipolar, “desde que el paciente padece el prer episodio de trastorno de humor hasta que se le hace un diagnóstico correcto, pasa una media de diez años”. No obstante “un aspecto muy tante a tener en cuenta en este mal es que tanto los episodios como el propio curso de la enfermedad son farmacológicamente modificables, pudiéndose lograr en muchos casos un control completo de la enfermedad”.

Además añade que “los estabilizadores del humor son las bases del tratamiento preventivo. En la actualidad, las sales de litio y la lamotrigina son los fármacos con mayor evidencia de eficacia. Los anticonvulsivantes ácido valproico y carbamacepina/oxcarbacepina son fármacos ampliamente utilizados, aunque no existen estudios controlados de eficacia clínica demostrada en la profilaxis”.

Aunque el tratamiento de psicoterapia ha sido  desestado hasta hace relativamente poco tiempo, actualmente se recomienda vivamente que las personas con desordenes bipolares cuenten con una red de apoyo iniciada con un psicoterapeuta, amigos que conozcan el problema y participar en Grupos de Apoyo tanto de presencia física como a través de Intet.

 

Para más información:

Bipolarweb

 

 

 

 

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