Crónicas Marcianas ha vuelto a firmar un nuevo capítulo de sus despropósitos televisivos. Sin ningún respeto a las instituciones, a las personas o sus propios televidentes, uno de sus colaboradores llamó ‘maricón’ ayer al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Ricardo Blázquez. Felizmente lo que las cosas que pasan en el paradigma de la telebasura española, pasan cada vez más desapercibidas.
Crónicas Marcianas ha vuelto a firmar un nuevo capítulo de sus despropósitos televisivos. Sin ningún respeto a las instituciones, a las personas o sus propios televidentes, uno de sus colaboradores acusó ayer al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Ricardo Blázquez de “maricón”. Felizmente lo que las cosas que pasan en el paradigma de la telebasura española, pasan cada vez más desapercibidas.
La tertulia liderada el resucitado Padre Apeles trató sobre la homosexualidad en la Iglesia Católica y los sacerdotes homosexuales. Un tema que los colaboradores de Sardá se encargaron de poner a la altura de pecado capital. Y para darle más polémica sin sentido a la situación, a uno de los “brillantes” tertulianos no se les ocurrió mejor cosa que llamar “maricón” al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez.
Independiente de si eres católico o no, o si eres homosexual o no, estas actitudes sólo distorsionan el debate e introducen elementos que buscan perjudicar a las personas, a las instituciones y a los propios telespectadores. Una actitud vergonzosa que el Código de Protección al Menor debería frenar lo antes posible, a pesar que estemos en una franja horaria que no cubre la nueva normativa.
La actitud celebrada el resto de la mesa, es una nueva muestra de los despropósitos de este programa, icono de la telebasura española y cantera constante de los más grotescos personajes de la fauna televisiva. Nada nuevo bajo el sol con Sardá, con la diferencia que es cada vez menos la gente que lo ve. Es decir, las tonterías que pasan ahora en su programa son menos seguidas y tienen menos repercusión mediática. Felizmente.
