La República se enfrenta a la Iglesia

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(…y Azaña lanza aquel grito que dio la vuelta al mundo: "Señorías, España ha dejado de ser católica"). Bueno, pues las cosas fueron así. En 1931, antes de las elecciones de abril, los republicanos tranquilizaron a los católicos boca de Alcalá Zamora. Que no duden las Derechas ni la España católica dijo en Valencia, nosotros queremos y traeremos una República

(… y Azaña lanza aquel grito que dio la vuelta al mundo: “Señorías, España ha dejado de ser católica).

 

Bueno, pues las cosas fueron así. En 1931, antes de las elecciones de abril, los republicanos tranquilizaron a los católicos boca de Alcalá Zamora: Que no duden las Derechas ni la España católica –dijo en Valencia, nosotros queremos y traeremos una República en la que tengan cabida hasta los obispos y los cardenales… pero, ya en el Poder, después del 14 de abril y caída la Monarquía, todo fue distinto, pues al mes escaso de la llegada de la República, los republicanos más radicales, con el Gobierno mirando hacia otro lado, se echaron a las calles a quemar iglesias y conventos y a perseguir curas y monjas… e incluso provocaron la expulsión del Prado de España y Arzobispo de Toledo, el Cardenal Segura, que fue trasladado al Vaticano.

 

Y así el ambiente, llegó el texto constitucional y el Gobierno y su mayoría parlamentaria se quitaron las caretas y fueron a la Iglesia y a los católicos. Porque el texto del artículo 26 era un ataque frontal, como puede verse en su redacción definitiva:

 

Artículo 26:

 

Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial.

El Estado, las regiones, las provincias y los municipios, no mantendrán, favorecerán ni auxiliarán económicamente a las iglesias, asociaciones e instituciones religiosas.

Una ley especial regulará la total extinción en un plazo máxo de dos años del presupuesto del clero.

Quedan disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente ponen, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a la autoridad distinta de la legíta del Estado. Sus bienes serán nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes.

Las demás Órdenes religiosas se someterán a una ley especial votada las Cortes Constituyentes y ajustadas a las siguientes bases:

 

1. Disolución de las que, sus actividades, constituyan un peligro para la seguridad del Estado.

2. Inscripción de las que deban subsistir en un registro especial dependiente del Ministerio de Justicia.

3. Incapacidad de adquirir y conservar, pos sí o persona interpuesta, más bienes de los que, previa justificación, se destinen a su vivienda o al cumpliento directo de sus fines privativos.

4. Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza.

5. Sumisión a todas las leyes tributarias del país.

6. Obligación de rendir anualmente cuentas al Estado de la inversión de sus bienes en relación con los fines de la Asociación.

 

Los bienes de las Órdenes religiosas podrán ser nacionalizados.

 

Como se ve ¡era la guerra!, pues a la Iglesia se le quitaba la enseñanza y en consecuencia sus Colegios.

 

Y así lo dijo rotundamente Gil Robles: “Hasta aquí hemos colaborado con vosotros. De hoy en adelante, en conciencia no podemos continuar. Hoy, al margen de vuestras actividades, se coloca un núcleo de diputados que quiso venir en plan de paz, vosotros le declaráis la guerra. Vosotros seréis los responsables de la guerra espiritual que se va a desencadenar en España. Tal vez sea hoy el últo discurso que pueda renunciar en esta Cámara.”

 

Tan grave era la cosa que hasta el Presidente del Gobierno Provisional, Alcalá Zamora, y el Ministro de la Gobernación, Miguel Maura, ambos católicos, se vieron obligados a ditir y dejar el Gobierno… pero la mayoría socialista y Azaña lo celebraron con aquel famoso “España ha dejado de ser católica” del 13 de octubre.

 

Sin embargo, la cosa quedó así, que ¡ojo amigo Sancho, con la Iglesia hemos topado! Y en 1936 los católicos estuvieron en masa contra la República y al lado de Franco.

 

Julio Merino

PERIODISTA Y ESCRITOR

 

 

 

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