Montilla balbucea mensajes incomprensibles

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El ministro Montilla se pasó ayer tres pueblos comentando la necesidad de remozar algunas de las presidencias de empresas privatizadas y cotizadas y no contó con la que se le venía enca. Los medios de comunicación, al unísono, le han dejado claro al Ministro que lo que tiene que hacer y a lo que se tiene que dedicar es a poner orden en su superministerio. Bastante tiene con las energéticas, las teleco y el cada vez más inexistente y maltrecho tejido industrial. ¡Ah!, eso sin contar con el Estatut y la obediencia debida a Maragall.

El ministro Montilla se pasó ayer tres pueblos comentando la necesidad de remozar algunas de las presidencias de empresas privatizadas y cotizadas y no contó con la que se le venía enca. Los medios de comunicación, al unísono, le han dejado claro al Ministro que lo que tiene que hacer y a lo que se tiene que dedicar es a poner orden en su superministerio. Bastante tiene con las energéticas, las teleco y el cada vez más inexistente y maltrecho tejido industrial. ¡Ah!, eso sin contar con el Estatut y la obediencia debida a Maragall.

 

Que un ministro opine sobre lo que está ocurriendo en nuestros bosques, en nuestras empresas (cierran más de la mitad de las textiles), en el destrozado espacio radio eléctrico… es lo normal, es de esperar, y hasta es interesante e informativo. Que nos cuenten el cuento de la lechera para hacernos ver que todo va bien, es a lo que nos han acostumbrado: risas, talante y p´adelante.

 

El ministro Montilla realizó ayer unas declaraciones, que lejos de ayudar a las empresas en los difíciles y competitivos mercados, dejan al raso las aspiraciones de directivos, accionistas y a la sociedad que representan. Hacer un desglose de las necesidades del Montisterio sería como intentar contar la arena de la playa. No se están dando respuestas ni salidas a problemas tan tantes y complejos para el desarrollo de una sociedad del siglo XXI como es la TDT, no se están arreglando los abusos en la radiodifusión y se está paralizando su expansión y puesta en marcha.

 

No se contesta desde el Montisterio al bloqueo en el desarrollo de Intet y las nuevas tecnologías. No se están dando alternativas ni confianza a las empresas energéticas, que ven, que desde un tímido discurso del no a la energía nuclear, la compra masiva a precio de oro a nuestros vecinos franceses. La industria retrocede y desaparece como nuestros bosques y desde el Montisterio se mira para otro lado.

 

El señor Montilla, el ministro Montilla (amigo de Blas Herrero), no puede dejar pasar esta otunidad debe cambiar su traje de político de aparato de pueblo para poner en marcha una de las áreas vitales para el desarrollo de una sociedad cansada de oír cantos de ganso. Las empresas, privatizadas o no, tienen unos consejos de administración sustentados accionistas, que son los verdaderos propietarios de la vaca, y los que deben tomar decisiones sobre sus intereses. Papá Estado deberá juzgar a aquellos sobre los que haya sospechas, que sino, una vez más, los administrados veremos como lo tante en España es dónde se baña el repeinado presidente de turno. Mientras, el fuego nos invade, la sequía nos ahoga y el calor nos asfixia.

 

El Estatut, las órdenes recibidas de Maragall y su socio el hombre de negro, deben caer en saco roto para alguien que tiene la obligación de solucionar los problemas de todos los españoles. Y de verdad señor ministro le diremos un secreto: ¡Nos da igual quién mande y gestione las empresas privadas, siempre que lo haga desde la honradez ( supuesto)¡ El resto se lo dejamos a usted, a su amigo el de negro y a los accionistas de las criticadas, perdón privatizadas.

 

Por si fuera poco y según informan hoy los medios, el Ministro Montilla ha dicho que al Partido Socialista de Cataluña (PSC) no le condiciona la opinión del PSOE. ¡Y menos mal que es un Ministro del Gobierno de España!

 

Pedro Aparicio

direccion@prnoticias.com

 

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