Así como lo veo

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ASÍ SON LAS COSAS…O ASÍ COMO LAS VEO

 

DIVOS, LIBROS, CONFERENCIAS Y MENTIRAS EN EL SECTOR DE LA COMUNICACIÓN

 

Hace un tiempo tuve una conversación telefónica con un antiguo jefe y, sin embargo, amigo. Entre otros temas, me hizo un comentario acerca de algunos artículos sobre el sector que he escrito últamente y que han sido publicados en esta misma Tribuna de Opinión, entre otros medios. Su consejo, siempre valorado y valorable ser un profesional de la comunicación durante una dilatada carrera, era que mi visión era demasiado crítica y, normalmente, atacaba injustificadamente a las grandes agencias multinacionales, a los presuntos gurús de la Comunicación y al sector de general.

 

“Te estás haciendo un flaco favor escribiendo negativamente sobre nuestro sector”

 

Él sabe de mi actual actividad profesional como Consultor de Comunicación y yo sé lo poco aconsejable que es, en cualquier profesión, cultivar enemistades entre los colegas. Si un día te ofrecen ser director general de… –y nombró una de las agencias multinacionales líderes en el sector tendrás que tragarte tus palabras. Es posible que tenga razón, pero siempre me quedará la opción de mejorar las cosas desde dentro. Lo que es evidente hoy día es que pocos profesionales de nuestra generación (los cuarenta y tantos) sabemos dónde acabaremos ejerciendo nuestra vocacional actividad en el futuro.

 

Eso pasa en todos los sectores

 

Es cierto que siempre he sido crítico con nuestro sector, aún con el peligro que entraña generalizar y herir susceptibilidades. Evidentemente he denunciado públicamente asuntos  como la falta de profesionalidad de ciertos directores y responsables de agencias en su calidad de hombres de agenda; la falta de visión y gestión empresarial en el sector; la sobreexplotación de los becarios; la precariedad laboral de jóvenes profesionales con bajos salarios como ejecutivos y directores de cuentas en ciertas agencias de renombre contrastando con los altos e injustificados honorarios que pagan los clientes de esas mismas agencias; el exceso de divismo de algunos personajes del Star System de la  Comunicación; la estéril pugna entre las grandes agencias y las pequeñas boutiques de comunicación mientras muchos clientes siguen insatisfechos con nuestro trabajo; la evidente falta de representatividad de las asociaciones y organizaciones existentes que, lejos de velar los intereses de un sector que necesita una urgente cura de agen, se dedican a otros menesteres, llamémoslos eufemísticamente, más personalistas. En fin, un

sector cuyo lastre es, aún hoy, la generalizada falta de profesionalidad que nos hace ser percibidos como chapuceros y charlatanes vendedores de humo, una peligrosa endogamia autocomplaciente y, lo que es peor, una ya crónica falta de autocrítica y de voluntad mejorar. Pero mi crítica invoca al cambio, no a la destrucción gratuita. Hay muchos profesionales de la Comunicación que…

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