Las concesiones de la Televisión Digital Terrestre (TDT) en la Comunidad de Esperanza son como el tren de la risa: se las han adjudicado a unos (a los que les han dado una gran alegría –risa) para dejar en la estacada a otros a los que también les ha dado otro tipo de risa, ésta, al ver el cante de la concesión. Aunque en el ojo del huracán está el gran empresario mediático Enrique Cerezo, no ha pasado desapercibido que Blas Herrero, haya conseguido tres licencias, y todo ello después de la que tiene liada en la radio.
Las concesiones de la Televisión Digital Terrestre en la Comunidad de Madrid son como el tren de la risa: se las han adjudicado a unos (a los que les han dado una gran alegría –risa) para dejar en la estacada a otros a los que también les ha dado otro tipo de risa, ésta, al ver el cante de la concesión. Aunque en el ojo del huracán está el gran empresario mediático Enrique Cerezo, no ha pasado desapercibido que Blas Herrero, haya conseguido tres licencias, y todo ello después de la que tiene liada en la radio.
Blas Herrero, que se jacta de tener una de las radios más tantes del panorama, ha olvidado de dónde le ha venido la fortuna, los cercanos a Alfonso Guerra, no. Y ahora, el aquel de entrar en el mundo de la multedia, el empresario asturiano viajó a Cataluña a comprar alguna tele, así lo contaba elconfidencialdigital.com y así lo contamos el pasado 26 de julio. Pero, las informaciones que han llegado a la redacción de PRNoticias hablan de la dureza de las negociaciones de Blas Herrero y el propietario de Teletaxi TV, Justo Molinero.
Molinero quería vender a Blas un cerdo que se había bebido cien litros de agua y había comido cien kilos de sal, ¡a él se la van a pegar! Blas compraba Teletaxi TV siempre que le sirviese de puente para la TDT en Cataluña, eso sí, lo quería escrito y garantizado. Lo que pretendía el gran Blas era la retirada de una sanción puesta a Teletaxi TV que pedía solicitar la licencia de digital. Y, como segunda opción, si la sanción no era retirada, exigía que el Tripartito le garantizase la concesión en la nueva tarta digital catalana.
Pero, de poco le sirvió a Blas Herrero el viaje –esta vez no fue en el jet de su amigo Alberto Cortina ni estuvo con ninguno de sus “amigos” políticos, lo hizo la puerta de atrás y la misma se tuvo que volver a los madriles. ¿La tele de Blas en Cataluña? Pues… va a ser que no.
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