¿Deberían establecerse unas tarifas mínimas recomendadas?

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Las consultoras de comunicación, siempre en el filo de la navaja, han apostado el factor precio como elemento clave a la hora de firmar nuevas cuentas. En el sector se comienza a valorar seriamente la posibilidad de establecer unas tarifas mínas recomendadas que sirvieran para dignificar la profesión y evitar de este modo la competencia desleal. Sin embargo, desde ADECEC se descarta esta posibilidad al no existir en ningún otro país… aunque se haga en otras profesiones, como la abogacía.

 

Lo que no hay duda es de lo polémico de la cuestión, ya que existen gran disparidad de opiniones acerca de si sería un remedio ideal contra la bajada de los precios que se está experentando actualmente: en nuestra página hemos visto pasar tanto a defensores como a detractores, aunque estos últos amparándose en argumentos diametralmente opuesto.

 

Entre los detractores encontramos a Jae Ávila, Director general de Recursos de Mercado, una agencia de tamaño medio que rechaza la propuesta que beneficiaría a las consultoras grandes: a igualdad de precios, aquellos que comienzan en el sector tienen difícil hacerse un hueco, puesto que el cliente generalmente optará lo malo conocido antes que lo bueno conocer.

 

Sin embargo, la plantación de estas recomendaciones no debería suponer una situación de desequilibrio entre grandes y pequeños, puesto que son eso: recomendaciones. Cada cual debería tarificar en función lo que considerse que vale su trabajo, al mismo tiempo que se conseguiría elevar las condiciones generales del sector, al mantener una postura de unidad ante elementos externos que quisieran aprovechar la vía del bajocoste para arañar clientes a los auténticos profesionales.

 

En el bando de los opositores también encontramos a José Antonio Lisbona, de Citigate Sanchís y Presidente de ADECEC, que considera inviable la propuesta la disparidad de servicios que prestan las consultoras, al mismo tiempo que quince asociaciones del mismo rango que la que él preside tampoco lo han instaurado.

 

En suma, dos visiones radicalmente opuestas de un mismo problema que no hacen más que acentuar la desunión de un sector en el que la pequeña y mediana empresa no confía en su patronal, preocupada más pro defender los intereses de las grandes coraciones.

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