SANTIAGO DE CHILE (13/12/05) Latinoamérica recuerda la figura de la insigne poetisa chilena, prera escritora del continente galardonada con el premio, que tuvo una vida marcada una intensa actividad como articulista, rumores de homosexualidad, una personalidad huraña, y el suicidio de un supuesto hijo tardío.
Lucila Godoy Alcayaga, su verdadero nombre, nació el año 1889 en Vicuña, un pueblo al interior de la Región de Coqubo, en el “norte chico” del alargado país, zona productora de la uva con la que se elabora el famoso Pisco chileno.
Sus inicios están fuertemente ligados al mundo del periodismo, destacándose como una articulista “revolucionaria” sus contenidos, actividad que no abandonaría en ningún momento de su vida. También comenzó a publicar poesía bajo seudóno, actividad que compaginaba con su otra pasión, la enseñanza.
De personalidad solitaria y huraña, siempre acompañada de secretarias, se tejió en torno a su figura una serie de rumores y mitos que la relacionaban con una vida de homosexualidad oculta y sin hijos… Pero en 1928 aparece a su lado un niño de pocos años, que según ella le fue entregado un medio hermano suyo parte de padre, que no conocía y de quien apenas existen antecedentes. La madre del niño, una catalana, habría muerto de parto o tuberculosis, y no hubo parientes maternos que reclamaran al pequeño. Se llamaba Juan Miguel Godoy, ella le decía Yin Yin, y vivieron juntos hasta el suicidio del muchacho en Brasil, a los 17 años.
Su últa acompañante (que aún vive y rechaza el título de “secretaria”), la norteamericana Doris Dana, asegura que Yin Yin fue hijo de Gabriela Mistral, que lo habría tenido a los 37 años, fruto de un amor fugaz con un francés.
La publicación de su segundo poemario, Tala se produce a finales de la Guerra Civil española, en 1938. Se lo publica Victoria Ocampo, en Buenos Aires, y la poeta dona los derechos de autor a los niños vascos exiliados.
El Premio Nobel, en 1945, la sorprende en Petrópolis, Brasil, sufriendo todavía la muerte de Yin Yin, 2 años antes. Según Palma Guillén, la poeta se enteró que había ganado el Nobel escuchando las noticias la radio.
La salud de Mistral se ha deteriorado notablemente. Sufre de diabetes y del corazón. En 1954 visita Chile, prera vez en 16 años, y es recibida de manera apoteósica. Un detalle que será eternamente comentado es que los chilenos le han otorgado el Premio Nacional de Literatura en 1951, seis años después del Nobel.
En 1955 Gabriela Mistral asiste, invitada la ONU, a la celebración del sépto aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, en Nueva York. Será una de sus últas apariciones públicas. Le diagnostican cáncer de páncreas. Muere el 10 de enero de 1957, en pleno invierno neoyorkino. Un año más tarde sus restos fueron trasladados a Montegrande, tal como pidió en su testamento. Su tumba está en un pequeño cerro, frente a la que fue la casa escuela de su niñez, del otro lado del camino, y junto a ella reposa Yin Yin, el ser más entrañable de su vida.
