‘Tiempos cortos: Historias de Psiquiatría Infantil’

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La doctora María Jesús Mardomingo, jefa de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón es la autora de este libro, que consta de una treintena de historias reales de pacientes. Estas historias demuestran el vínculo que se establece fruto entre el médico y el paciente y su tancia en el abordaje de las patologías psiquiátricas en niños y adolescentes.

La doctora María Jesús Mardomingo, jefa de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón es la autora de este libro, que consta de una treintena de historias reales de pacientes. Estas historias demuestran el vínculo que se establece fruto de la relación entre el médico y el paciente y su tancia en el abordaje de las patologías psiquiátricas en niños y adolescentes.

El vínculo que se establece en la relación entre el médico y el paciente puede llegar, en ocasiones, a traspasar las paredes de la consulta. Algunos de ellos y sus historias, así como las vicisitudes de la vida del propio médico, merecen la pena no ser olvidados. Este es uno de los objetivos que perseguía la doctora María Jesús Mardomingo, jefa de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, cuando decidió escribir el libro Tiempos cortos: Historias de Psiquiatría Infantil, editado Díaz de Santos, y que recoge más de una treintena de relatos con historias de aquellos pacientes que la han conmovido especialmente a lo largo de su carrera profesional. “Llega un momento en la trayectoria personal en el que reflexionas sobre la vida, la realidad y sobre personas concretas que te han tocado y te han transformado. Mi deseo era escribir las historias de algunos pacientes, bien que los llevo en el corazón o que me han pactado de un modo especial”, explica Mardomingo, añadiendo que “sobre todo, escribo ellos y para ellos”.

Aún hoy existen muchos tabúes en torno a las patologías de esta naturaleza. “Con la publicación del libro”, opina la doctora Mardomingo, “se demuestra que las vidas de los pacientes psiquiátricos son tan ricas como las de cualquier otro ser humano y que, tanto, todos los prejuicios que existen en torno a ellas son un error. Espero que contribuya de alguna manera a que se refleje la realidad de estas personas”.

El contacto con el paciente constituye siempre una relación privilegiada que, en el caso de los trastornos psiquiátricos, llega a ser aún más intensa como consecuencia del cúmulo de sentientos, que suelen entrar en juego, como, ejemplo, el dolor. Éste y otros muchos encuentran su lugar en el libro. “El abandono, que es algo que todos vivos alguna vez en nuestra vida con mayor o menor intensidad, la búsqueda del amor, el encuentro con uno mismo y la identidad personal son algunos de los temas que más se repiten a lo largo de las diferentes historias”, señala Mardomingo. De todos ellos, la autora guarda especial recuerdo del que titula El viejo hospital “que resume la historia del hospital infantil y de la evolución de muchos profesionales que hemos trabajado allí”.

Familia como factor pronóstico

No son sólo los pacientes los únicos protagonistas de estas historias. En ocasiones, los familiares se convierten en los ojos a través de los cuales se descubre la enfermedad. Así sucede, ejemplo, en los relatos de El abuelo, La madre o El Padre.

 

También hay algunos que se centran exclusivamente en las familias y que van más allá de las historias clínicas de los pacientes. Y es que el entorno familiar juega un papel fundamental en cualquier patología y, especialmente, en las psiquiátricas. Según la doctora Mardomingo, “muchas veces la familia es el factor pronóstico más tante para que el paciente mejore o se cure. Además, resulta fundamental en el proceso diagnóstico”. En el manejo de estos casos el psiquiatra no sólo actúa sobre el paciente sino que también habla con los padres, bien cuando se trate de un niño o de un adolescente. “Conocer su versión nos ata muchos datos que a veces el propio niño no puede contar debido a su edad o distintas versiones de una misma realidad cuando se trata de casos de adolescentes”, destaca la doctora Mardomingo. También las familias necesitan un apoyo especial cuando se enfrentan a este tipo de problemas. Según la experta, “hay que ayudarles a entender lo que sucede y qué sucede, qué actitud deben adoptar, en qué medida pueden colaborar y destacarles la tancia de actuar al unísono con el médico”.

Obtener los resultados deseados depende, en cierta medida, de las habilidades con las que cuente el profesional. La sensibilidad y la compasión son sólo dos de los requisitos necesarios en un psiquiatra infantil para manejar estos casos. Resulta indispensable “ser sensible a la realidad del paciente, a lo que quiere contar y a lo que se adivina que hay detrás de lo que nos cuenta. También, debemos tener la capacidad de entender las emociones y vivencias de otros y ser compasivos”, destaca la doctora Mardomingo, que añade entre la lista de habilidades necesarias en un especialista: “la inteligencia, los conocientos y la experiencia”.

Incremento de los casos

En términos generales, la prevalencia de los trastornos psiquiátricos en la población infantil es de un 10% y de un 20% en el caso de los adolescentes. Dentro del amplio abanico destacan los trastornos del comtamiento y, en concreto, el trastorno déficit de atención e hiperactividad, entre los más pequeños, y en los adolescentes las patologías de ansiedad que han aumentado en las últas décadas y que son un motivo muy frecuente de consulta. “Sabemos que el aumento generalizado de las patologías psiquiátricas en niños no se debe a variaciones en la dotación genética de la población. Debemos pensar, tanto, en los cambios en la estructura y modo de funcionamiento de las familias, las características de la enseñanza y la educación en los colegios y los estilos de vida que promueve la sociedad como causas de este incremento”, explica la doctora Mardomingo.

Para finalizar destacar que cada relato lleva una foto, realizada Luis Viani, que forma parte inseparable de lo que allí se cuenta. Las fotos nos proponen un modo poético de acercarnos a los protagonistas. La edición de Díaz de Santos, extremadamente cuidada, puede calificarse de auténtica joya.

 

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