En ausencia de Federico, a la COPE le crecen los enanos. Si la semana pasada nos sorprendió con la ya célebre conversación Evo – Zapatero, que casi origina un incidente diplomático entre el país cocalero y España, a día de hoy aún podemos encontrar el corte en la web de la emisora de los obispos. Mientras tanto, Federico sigue missing, y los marrones se los comen otros.
En ausencia de Federico, a la COPE le crecen los enanos. Si la semana pasada nos sorprendió con la ya célebre conversación Evo – Zapatero, que casi origina un incidente diplomático entre el país cocalero y España, a día de hoy aún podemos encontrar el corte en la web de la emisora de los obispos. Mientras tanto, Federico sigue missing, y los marrones se los comen otros.
Lo cierto es que el incidente, zanjado el Gobierno boca de su Secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, debería concebirse como un antes y después para el correcto ejercicio de nuestra profesión: la libertad de expresión – malinterpretada algunos – nunca debe ser sinóno de hacer lo que a cada cual le de la gana.
Ser periodista no significa estar al margen del bien y del mal. Los más de cuarenta años que necesitamos para que nuestros derechos fueran respaldados una Carta Magna deberían habernos enseñado a valorar aún más si cabe éstos, y no cometer errores infantiles con predecibles desenlaces.
A pesar de haber pedido disculpas públicamente, la cadena de los Obispos aún mantiene en su web el extracto de la conversación entre el presunto Zapatero y el Presidente electo boliviano – país en el que empresas como Repsol YPF tienen intereses estratégicos, dicho sea de paso, lo que las críticas surgidas la práctica totalidad de la profesión parecen haber caído en saco roto (http://www.lamanana.com.es/ ).
Desde aquí esperamos que la COPE se percate de esta nueva metedura de pata y lo solucione lo antes posible.
Seguiremos Informando…