El fracaso de la comunicación de los populares se explica su ignorancia de la tancia crucial de las redes y la vigilancia de los nudos más débiles. Vayamos a un ejemplo reciente. Horas después del clandestino acuerdo de la Moncloa, Rajoy lanzó a su partido a la misión de iniciar una larga marcha en busca de millones de firmas para legitar un referéndum. La fontanería de Génova 13 preparó el calendario y una sucesión de plazas, calles y actos públicos para convocar al pueblo a constituirse en nación como en la Cádiz de 1812. Algún integrado sugirió Intet y abrieron las ventanas de lo digital para que las firmas se fueran depositando como la paja en los almiares.
Cuando el depósito alcanzó los doscientos mil las terminales de la progresía comenzaron a hacer sonar las alarmas. La cosa iba en serio. El pueblo empezaba a sumarse a la manifestación. Han tardado dos días en hundir la credibilidad de la operación. Han puesto a trabajar a todos los suyos. Unos en la tele, otros en algún periódico, han difundido la idea de que cualquiera podía dejar su firma decenas de veces, como un votante compulsivo. Y el PP callado, sin saber qué decir, más allá de una disculpa en la que aseguran que han lpiado la escoria.
Sugerencias: no habría estado mal una respuesta del tipo “hemos elinado cinco mil adhesiones, después de revisar todas y cada una, y detectar que la propaganda troskista de “Los genoveses.com” y otros inventos del agitprop habían lanzado un asalto masivo contra la web, y ciudadanos que quieren ejercer su derecho a que se les escuche han visto contaminado su interés legíto una intrusión con propósitos de sabotaje. Es lo que ha ocurrido. ¿Por qué lo han callado? ¿Por qué dejar que Eva Hache tenga la otunidad desde la madrugada de firmar con el nombre de todas sus amigas? Que se lo hagan revisar, que las estrategias de Comunicación pasan todas la red, y aquí triunfan o naufragan, consiguen eficacia o se hunden en el descrédito. Esta vez han fallado. Veremos la próxa.
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