‘Nadie tiene derecho a invadir la libertad de expresión europea’

Martinmorales error de prenta, García Lorca del lapicero y de una sóla actualidad, la que surge para ser contada con hábiles pinceladas de libertad. De trazo ácido, maduro y sagaz, las viñetas de este humorista gráfico llevan dando vueltas España desde los tiempos del blanco y negro. Colaborador intachable, trotamundos e inagotable; de ideas claras e aginación pregnada de realidad. PRNoticias charló con el dibujante granadino para intercambiar presiones acerca de las ya tristemente famosas caricaturas de Mahoma.

 

Menuda se está montando. ¿Qué piensa de todo este lío?

Creo que se trata de un asunto sobredensionado. Ningún humorista gráfico pretende herir la sensibilidad de nadie. Estos humoristas gráficos, al igual que yo, jugamos con las reglas del juego de una democracia europea, donde la crítica a la libertad de expresión está sometida al perio de la ley. Es inadmisible que alguien pretenda tomarse la justicia su mano excediéndose en quemar embajadas y consulados mientras que en Europa ya contamos con unos derechos ya consolidados. Europa no debe ceder en su libertad de expresión.

 

Póngase en la piel del dibujante de las polémicas viñetas. Defiéndase.

Yo, ante todo, cuento con una serie de derechos para opinar. Si mi opinión puede ofender a alguien, me someto a los tribunales. Estamos en países democráticos  donde hemos conseguido la garantía a la libertad de expresión con mucho esfuerzo. Por su puesto, hay que medir sensibilidades, y lo admito; pero si alguien me denuncia, que decidan los tribunales. Pero nadie tiene derecho a invadir la libertad de expresión del buen ciudadano europeo.

 

¿Sentiría miedo?

No, no; yo no tengo miedo. Pero me espanta que un desalmado queme mi casa o la embajada española. Supongo que me ampara la Justicia.

 

¿Cree que a partir de este asunto la libertad de expresión puede quedar sesgada en su trabajo?

 

No, exactamente al contrario; ahora es cuando hay que manifestarse de manera más firme. Occidente, con todos sus defectos, comete también ignominias que son denunciadas en nuestras caricaturas. Tenemos que demostrar a esa gente, a los talibanes desalmados, que existen organismos superiores, como el Tribunal de La Haya, donde pueden remitir sus posturas internacionales. Quemando consulados no se consigue nada.

 

¿Cree que es, al fin y al cabo, la diferencia de culturas lo que ha provocado esta polémica a nivel mundial?

Aunque ellos digan que no, lo cierto es que es exactamente esto. Hace quinientos años, los inquisidores de la religión católica quemaban a los herejes en las plazas de Madrid, Toledo o Granada. Ahora se excomulga y punto, pero nadie teme que los sacerdotes o el Papa hagan lo que se está haciendo. La religión católica se ha puesto al día; que lo hagan también las otras religiones islamistas del ojo ojo y diente diente y que practican la ablación a las mujeres. Estamos en dos culturas: la Occidental avanzada y en progreso con los siglos y otra cultura anclada en la Edad Media.

 

¿Dónde están los límites de la libertad de expresión?

La verdad es que no están nada claros, pero pienso que deben someterse a la Justicia. Existe una responsabilidad de cada uno en lo que dice, pero si excede o no a la libertad de expresión, eso que lo dictaminen los jueces. Pero que nadie se tome la justicia como pretenden estos islamistas radicales, eso es para su mundo; aquí, en Europa, nos regos otros cánones democráticos elegidos libremente.

 

¿En cuántos líos le han metido sus viñetas?

En temas de religión, muy pocos. Cuando atentaron contra el Papa Woijtyla publiqué una viñeta muy sbólica en la que dibujé a un corderito llorando con un báculo roto en varios pedazos esparcidos el suelo. Esa era la metáfora gráfica sobre mi propia visión del atentado. Pues bien: mientras una monjita escribía al periódico muy ofendida y criticando mi osadía, el Obispo de Málaga me dio la enhorabuena que había logrado conmoverle.

 

¿Ha sentido alguna vez en su carrera el peso de la censura?

 

Muchas veces. En época de Franco, muchas.

 

¿Y en democracia?

Ahora es distinto, que siempre existe una censura económica más sutil. Uno tiene que entenderlo que, al fin y al cabo, tampoco es tan grave. Sin embargo, es mucho más duro si se produce una censura ideológica, si no puedes expresar tu opinión que hay un dictador medio que te lo pide y hacerlo puede costarte caro. Mis dibujos me han llevado alguna vez al Tribunal de Orden Público; pero bueno, no es algo de lo que me guste presumir. 

 

¿De todos los trabajos que ha realizado, de cuál se siente más orgulloso?

Bueno, no sé… Quizá orgullosos nos sea la palabra; mejor contento que el dibujo ha quedado bien o que lo que hayas dicho haya comunicado a la gente… Cuando uno intenta cumplir un trabajo diario siente satisfacción, no especialmente orgullo. Y si a alguien le llega tu trabajo, es reconfortante.

 

¿Qué medio recuerda con más cariño?

¿Qué puedo decir? Pues básicamente, todos los que me han dado la otunidad de manifestar mi libertad de expresión. Incluso agradezco las preras colaboraciones que hice gratis en Granada.

 

Ha publicado varios libros, participado en exposiciones de la UNESCO, tiene varios premios su trabajo… ¿le queda algo hacer?

No, soy feliz con lo que tengo, con mi trabajo diario. Y tengo más de lo que yo esperaba, mi satisfacción personal… Quién se pone metas, se vuelve neurótico conseguirlas.