Todos los días, en alguno de los periódicos gratuitos de tirada nacional que circulan nuestras ciudades, el lector puede encontrar desde las noticias más destacadas del día hasta los remedios más exóticos ( llamarlos de alguna manera), para perder peso. Está claro que la inversión publicitaria garantiza la supervivencia de muchos de estos periódicos ¿pero es ético aceptar publicidad a cualquier precio? ¿Incluso anunciando productos de dudosa procedencia, que pueden perjudicar la salud de los ingenuos que caen en la trampa? En este caso nos referos a un anuncio en concreto que promete hacer perder 28 kilos en 15 semanas. ¡Ver para creer! (sobre todo la foto del antes y el después).

Con el titular: “Cómo he adelgazado 28 kilos en pocas semanas*” (el asterisco precisa a pie de página que esas semanas son 15 en concreto) y con el subtítulo: “Me sentí muy orgullosa cuando mi marido me pidió hacer de modelo para una foto con mi bañador nuevo”, una tal Cécile Legrand cuenta su lacrógena historia y asegura haber perdido más de 18 kilos en un mes. La buena señora, que supuesto ya había probado todos los métodos adelgazantes habidos y haber, cuenta cómo consiguió perder peso tomando tan sólo un jarabe elaborado a base de 11 plantas. Así de fácil, sin ningún tipo de dieta y sin hacer nada de ejercicio físico y sin volver a recuperar los kilos perdidos. ¿Hay de verdad alguien capaz de creérselo? Pues la triste realidad es que muchos sí se lo creen y ayudan a este tipo de empresas a engrosar sus beneficios a costa de su salud. Y sino ¿cómo pueden pagar las múltiples inserciones publicitarias en los distintos gratuitos, sobre todo si tenemos en cuenta que una página a color en Qué! tiene un precio de 29 800 euros y este anuncio ya ha aparecido publicado en múltiples ocasiones, en varias cabeceras?
No os perdáis el texto que aparece al lado de la mujer que se supone que adelgazó con el jarabe: “Desde que he perdido 28 kilos, mi vida ha cambiado. Mi marido se ha vuelto a enamorar de mí y está celoso cuando me miran otros hombres”. ¡Nos hemos quedado sin palabaras!!!!
Tras una llamada realizada al teléfono que indicaban en el anuncio, PRSalud ha tenido la otunidad de comprobar la “seriedad” de este método. Tras un riguroso examen médico (o lo que es lo mismo, una amable señorita preguntándonos si tenemos diabetes, hipertensión o tiroides) nos preguntan cuántos kilos queremos perder. A pesar de decirle que el tratamiento es para una persona que mide 1,72 y pesa 55 kilos (es decir con un índice de masa coral inferior al normal, ¿anorexia?) la teleoperadora no parece tener ningún problema y nos informa que para conseguir adelgazar los 5 kilos que le hemos indicado, es necesario tan sólo un tratamiento de 2 semanas (que tiene un coste de 55 euros). A lo largo de de esas 2 semanas debemos tomar el jarabe disuelto en agua y lograremos el peso deseado. Al preguntar sobre la base científica del producto, y las garantías que ofrece, la teleoperadora nos repite constantemente “Esto funciona muy bien” y nos asegura que “sólo está hecho a base de plantas”.
Si hay una preocupación general en torno a la anorexia ¿ qué nadie se preocupa de regular este tipo de anuncios al alcance de todos? El target de los gratuitos, mucho más amplios que el de la prensa de pago, permite que este tipo de publicidad millones de lectores, o lo que es lo mismo, millones de “víctas” de este tipo de trampa. ¿Y quién es el culpable? Por supuesto, en prer lugar la empresa responsable de vender el producto “milagro” en cuestión, pero como la picaresca abunda, el responsable últo debería ser el medio de comunicación que ayuda a difundir este tipo de mensajes y lo tanto contribuye al engaño.
Los ingresos publicitarios vienen muy bien ¿pero que hay de la ética?
Seguiremos Informando…