Por la mañana escucho la radio. En Onda Cero Carlos Herrera le busca las cosquillas a un tavoz de los socialistas catalanes. El hombre justifica el eslogan elegido para pedir el voto en el referéndum del estatuto: “Les decos a los catalanes que deben votar y deben hacerlo a favor, que es su bien”. Pasmado, me refugio en mi casa de citas, esa donde busco algunos clavos ardiendo a los que agarrarme. Y el recuerdo me ayuda a encontrar esta joya de C.S. Lewis, ese escritor al que los niños ya conocen se el autor de Narnia, y los diablos frecuentan su “Cartas del diablo a su sobrino”:
“Tal vez la más opresora de cuantas tiranías existen es la ejercida en nombre del bien de sus víctas. Tal vez sea más sotable vivir bajo barones rapaces que bajo omnipotentes entrometidos moralizadores. La crueldad del barón rapaz puede a veces adormecerse, su avaricia puede verse satisfecha una vez alcanzado un cuarto punto; pero los que nos martirizan nuestro propio bien jamás ponen fin a sus tormentos, que actúan con la aprobación de su propia conciencia. Tal vez vayan al cielo, pero lo más probable es que conviertan la tierra en un infierno”.
Gracias, Lewis.
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