Está claro y está comprobado. Madrid sabe llorar mejor que nadie en España. Dicen que cuando murió la Reina María de las Mercedes, miles de personas se echaron a la calle para despedirla entre llantos y lágras. Y es que la muerte de aquella princesita, llegada desde Sevilla, a los 18 años y guapa rompió corazones. Y hasta la cantó “¿Dónde vas Alfonso XII, donde vas triste de ti? Voy en busca de Mercedes que ayer tarde no la vi…” Cuando murió Franco aquello fue una riada humana, que más de un millón de personas se pasaron el Palacio de Oriente para llorar al Caudillo. Ese mismo millón o más se echó a la calle llorando para dar el últo adiós al alcalde Tierno Galván. Lloró cuando se fue la Faraona Lola Flores. Floró cuando un toro mató al “Yiyo”. Lloró hace unos meses cuando se fue la prera Rocío (la Durcal) y estos días ha llorado como en las grandes ocasiones la muerte de la segunda Rocío, la grande e incomparable Rocío Jurado. ¡Dios, qué lágras, qué llantos, qué abrazos, qué besos!… ¡Madrid es Madrid y punto!
Aunque luego los poetas digan que lo dijo Bécquer:
“Despertaba el día,
y a su albor prero,
con sus mil ruidos,
despertaba el pueblo;
ante aquel contraste
de vida y misterios,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!”
Históricos:
Le pusieron de nombre Isidro San Isidro de Sevilla
… De cuando la región de Madrid era un gran bosque de madroños
¡Tenía que ser madrileño y además de VALLECAS!
El Valle del Jarama sigue presente
Atocha fue siempre la puerta de Andalucía
