Retrotraigámonos al siglo XIX. En España, bajo el reinado de Alfonso XII, se instauraba un nuevo sistema político: el turnismo pacífico. Gracias a este sistema, los dos partidos políticos creados para su funcionamiento (los conservadores de Cánovas y los liberales de Sagasta) se sucedían en el gobierno de la Nación. El sistema, retratado a la perfección en los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, nos mostraba la intrahistoria de cientos de familias que aguardaban el anhelado cambio de gobierno para obtener un puesto en algunas de las instituciones del Estado.
Ciento veinte años después, poco ha variado la política española: ya no son los humildes funcionarios quienes temen sus puestos de trabajo, sino los altos cargos designados en algún momento determinada fuerza política, ya sea su valía o afinidades políticas.
La salida de Carlos Díaz Guell al frente de la Dirección de Comunicación del Banco de España es el últo ejemplo de este turnismo pacífico del siglo XXI: de nada sirve haber toreado durante los cuatro últos años con gran maestría un miura como la Dirección de Comunicación del Banco si fue el gobierno anterior quien te designó.
Cualquier persona, incluida MAFO, tiene derecho a rodearse del equipo que considere más adecuado, si bien la caballerosidad y las formas nunca deben perderse. Díaz Guell no merecía una salida así. Miguel Ángel, has actuado como un elefante en una cacharrería. Esperemos que el resto de tus decisiones sean más meditadas.
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