La Casa Blanca dice adiós a su sala de prensa

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El grupo de periodistas que cubre la Casa Blanca y que cuanta con más influencia en el mundo, se ha despedido de una sala de prensa histórica que se ha caracterizado históricamente el caos.

El grupo de periodistas que cubre la Casa Blanca y que cuanta con más influencia en el mundo, se ha despedido de una sala de prensa histórica que se ha caracterizado históricamente el caos.


El presidente de EEUU, George W. Bush, no quiso perderse la ocasión e irrumpió sorpresa en la habitual rueda de prensa en la que su tavoz, Tony Snow, explicaba las obras de remodelación que van a mantener cerrada la famosa sala durante al menos nueve meses.

‘Es el fin de una vieja era’, dijo Bush, quien recordó a los periodistas que sus quejas habían sido escuchadas y que, tal y como había prometido, en unos meses tendrán el lugar para trabajar ‘que se merecen’. Snow invitó también a media docena de antiguos tavoces de la Casa Blanca, incluido el que dio nombre a la sala de prensa, James Brady, el tavoz de Ronald Reagan que resultó gravemente herido cuando intentaron asesinar al presidente en 1981.

La sala Brady, tantas veces inmortalizada en el cine y la televisión, está en un lugar privilegiado, entre la residencia y el ala oeste de la Casa Blanca, muy cerca del Despacho Oval del presidente, una posición que los periodistas se han resistido a perder muy malas condiciones en las que tengan que trabajar.

Lo cierto es que desde hace algún tiempo, el lugar de cita de la prensa no era más que un cuarto en malas condiciones. El propio Bush llegó a decir que el sitio comenzaba a ser casi insalubre. Quienes cubren la Casa Blanca cada día admiten que ya ni se dan cuenta de los lamparones en las cortinas, la moqueta de color indefinido la suciedad, el olor a humanidad concentrada en un espacio reducido o las sillas carcomidas.

Pero para quienes llegan prera vez, tras haber pasado exhaustivos controles de seguridad, e influidos la mística de esta sala en la que se han dado a conocer decisiones históricas en los últos 35 años, el aspecto del lugar representa una verdadera decepción. En pocas decenas de metros cuadrados se acumulan no sólo la sala de prensa en sí, sino los cubículos de los periodistas acreditados de manera permanente, máquinas de venta de bebidas, equipos, cámaras y cables.

Aunque la despedida se ha hecho hoy, el vies será el últo día de la antigua sala, de la que sólo se van a mantener el suelo y las paredes. Dentro de unos meses volverán a una sala Brady totalmente distinta. Según Snow, estará más adaptada a la nueva era y a las nuevas tecnologías, tendrá una ‘moqueta que no contenga todas las bacterias y hongos del mundo’ y, lo que es más tante, contará con calefacción y aire acondicionado que funcionarán.

AGENCIAS

 

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