Lo dijos ayer y lo decos hoy: este hombre, El Pocero, se merece un Premio Nóbel (el de Economía o el de Pillería), que de Premio Nóbel es que se haya conquistado a las autoridades Municipales, Autonómicas o Estatales…
Lo dijos ayer y lo decos hoy: este hombre, El Pocero, se merece un Premio Nóbel (el de Economía o el de Pillería), que de Premio Nóbel es que se haya conquistado a las autoridades Municipales, Autonómicas o Estatales, a los dos grandes Partidos Políticos Nacionales y hasta a la mismísa Iglesia, para levantar un Manhattan de 13.508 viviendas en un erial sin agua, sin comunicaciones, sin luz, sin hospitales, sin nada de nada… en el que se va a embolsar más de 250.000 millones de pesetas. ¡O Estocolmo o Alhaurín!
Porque todo el mundo dice que “todo ha sido legal”, pero el que se pasea y se ríe a carcajadas en el Yate más grande del mediterráneo es él: un Pocero sin estudios y sin títulos universitarios.
Todo lo que se sabe ya del PAU de El Quiñón, todo lo que se intuye y todo lo que se investiga (y no sólo la Fiscalía Anticorrupción) era grave, pero lo de los terrenos puede ser más grave, que –según denuncian los justos propietarios se puede estar hablando de “robo” y “estafa”. Veamos.
La denuncia sobre la propiedad de los terrenos de El Quiñón la presenta Anibal Bordillo Huidobro, procurador de los tribunales, en nombre de Don Alfonso, Gonzalo, MiguelJulián y María Isabel González Mejía (los herederos de Gonzalo González Nicolás), el agricultor que tuvo alquilada la finca de El Quiñón desde 1940 y en ella se hace hincapié y se analiza al detalle (24 folios de texto y 2.000 de documentos) la operación diabólica que monta El Pocero con sus abogados para hacerse con la propiedad de El Quiñón.
Según se dice en la denuncia presentada ante la Fiscalía Anticorrupción, el pleito la propiedad de El Quiñón arranca en 1991, cuando Gonzalo González Nicolás (el padre de los litigantes de ahora) ejerce el derecho de adquisición forzosa de la misma al amparo de la legislación arrendaticia rústica y dado que ya lleva más de 50 años como arrendatario. El entonces propietario, Enrique Lizardo de Orejón Camarero, se opone y ambas partes inician un vía crucis judicial que acaba en el Tribunal Supremo en diciembre de 1997 con una sentencia firme a favor del agricultor arrendatario. O sea, que El Quiñón tiene que ser vendido a Gonzalo González la cantidad que designen los peritos judiciales y en un plazo máxo de seis años.
Y es esperando la ejecución de la sentencia se estaba ( razones amplias y vicisitudes legalistas se había retrasado) cuando irrumpe Francisco Hernando Contreras con sus métodos habituales. Hablamos ya de abril de 2003. Es decir, cuando ya ha presentado a través de ONDE 2000 su proyecto para hacer un PAU de 13.508 viviendas (noviembre 2002). Hasta ese momento El Pocero sólo tenía la parte de El Quiñón que le había comprado a los Jesuitas a precio rústico o de ganga. ¡Ah, amigo mío!, pero cuando los preros meses de 2003 ya sabe que se le va a aprobar su proyecto se lanza como un loco a comprar metros cuadrados y como la mayor parte de El Quiñón está ya en manos de una sociedad llamada “Parque Tecnológico Toledo Norte S.A.” compra el 66% de las acciones, y no personalmente ni en nombre de ONDE 2000, sino a través de dos sociedades suyas: “Ledger Sistem SL”¹ y “Promociones del Sar SL”.
Pero, compra y se escritura el 25 de abril, pocos días antes de que el Ayuntamiento apruebe el PAU (8 de mayo 2003) y paga la mayoría de esa sociedad (luego, en 2005 compraría el resto) tres millones de euros… ¡y 13 días más tarde, sólo 13 días, el casi millón de metros cuadrados valían ya 700 millones de euros!
Sin embargo, y a pesar de las argucias legales de los abogados Sanz Arribas y Sanz Cid ² para obviar la sentencia del Supremo que le daba el “derecho de adquisición forzosa” en sentencia firme al arrendatario de 50 años, tiró la calle de en medio y comenzó a construir su Manhattan. Pero, los herederos no han cesado en la defensa de sus derechos y el asunto está ya otra vez en el Supremo y en un juicio que se celebrará el próxo día 27 de Septiembre. Será la Justicia, pues, quien diga la últa palabra sobre la propiedad de El Quiñón. Quien diga si se ha de valorar en rústico (3 millones de euros) o recalificados (700 millones de euros).
Está claro que Hernando jugó con ventaja y con información privilegiada al comprar 13 días antes… y sería otro escándalo que se permitiese “el pelotazo de los terrenos” cuando esta bajo sospecha y en la Fiscalía Anticorrupción “el pelotazo del ladrillo”. Salvo que El Pocero, una vez más, acuda a sus poderosos amigos y consiga otro milagro.
Notas: (1) como apoderado de esa sociedad figuraba Luís Sarro Belmonte, curiosamente y al mismo tiempo Director Financiero de ONDE 2000.
(2) este abogado, hijo de Sanz Arribas y con despacho en Marbella, fue nombrado Administrador Único de la empresa recién comprada “P.T.T.N. SA”.