Las Nuevas Tecnologías se convierten en bien de primera necesidad

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En poco menos de seis años, tras el ‘boom’ de Intet en España, las herramientas que la red de redes nos ofrece se han vuelto prescindibles. Los que más dependen de las Nuevas Tecnologías son los jóvenes, que han crecido con ellas asilándolas como parte de su vida. Tanto es así que han llegado a clasificarlas como un ‘bien de prera necesidad’, según se desprende del informe “Jóvenes y cultura Messenger. Tecnología de la información y la comunicación en la sociedad interactiva”.

 

La independencia que consiguen frente al mundo exterior es la principal ventaja que buscan los jóvenes españoles en las nuevas tecnologías. Según el informe, esta independencia ha creado un cambio radical en la socialización y forma de relacionarse, ya que la ‘presencia’ y el ‘contacto’, considerados como dos principios esenciales sin los cuales no se puede originar una amistad han sido desbancados la posibilidad de conectarse al Messenger y entablar relaciones con personas desconocidas que, probablemente en persona no serían tal cual se muestran en Intet.

 

Otra de las conclusiones que se desprenden del trabajo, elaborado la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el Instituto de la Juventud (INJUVE) y la Obra Social de Caja Madrid, es el declive de los foros y chats. Frente al 24’2% de los jóvenes universitarios de 20 a 24 años que afirman utilizar el Messenger de forma diaria está el escaso 3’1% que se conecta diariamente a chats.

 

Las ventajas que los jóvenes ven en el Messenger son muchas y variadas. En prer lugar apuntan a que permite una comunicación continua, prolongada y económica. Por otra parte, les permite comunicarse “a la carta”, es decir, elegir con quien se habla, mantenerse oculto “al acecho” hasta que interesa “aparecer”, ampliar su red relacional o mentir “con las cartas descubiertas” (todos asumen que mienten y les mienten). Además, frente a los chats que exigen una búsqueda activa, el Messenger permite estar “pasivamente disponible”.

 

También se apuntan como ventajas que es un medio seguro (se admite en la lista de contactos a quien se quiere), y en el que está siempre disponible pero sin exponerse en el caso de que la conversación no interese. Les posibilita la creación de otros “yos” que pueden actuar como reales y que aspiran a la emoción, es decir, a relacionarse y emocionarse también de forma virtual.

 

El entorno en el que los jóvenes usan el Messenger es, fundamentalmente, en el hogar familiar (donde se sientes seguros y se desinhiben) y de manera algo infantilizada (abreviaturas, onomatopeyas, emoticones…). Los jóvenes buscan para “conectarse” un espacio propio, aislado, que les ofrece multitud de posibilidades pero donde corren el riesgo de aislarse.

 

Relaciones familiares y Nuevas Tecnologías

 

Paralelamente, este estudio ha demostrado cómo las Nuevas Tecnologías también están influyendo en las relaciones familiares, creando una privacidad para los hijos que es difícilmente controlable los padres. La habitación de los adolescentes ha vuelto al prer plano de la cultura juvenil, experentando una gran metamorfosis.

 

Según “Jóvenes y cultura Messenger”, actualmente, la mayoría de los jóvenes españoles poseen un ordenador en su propia habitación (el 63’1% de los jóvenes españoles de 15 a 29 años tiene ordenador y el 41’5% accede a Intet). Atrás quedaron las familias unidas un PC situado estratégicamente en un cuarto de uso común, para así pasar más tiempo con sus hijos. La independencia de los jóvenes está ahora en su propio hogar.

 

Las brechas digitales generacionales

 

Finalmente, según esta investigación, se amortigua el conflicto generacional entre padres e hijos pero se abren nuevas brechas que les separan y amplían las desigualdades edades. Los jóvenes crean su propio espacio privado donde disponen de todo lo necesario para poder estar en contacto con el exterior sin tener que salir. La brecha entre adolescentes/jóvenes y sus padres, asumida ambas partes, tiende a perpetuar el “mito” de que las Nuevas Tecnologías son sólo para los jóvenes, como parte de un rito “generacional”. También se están empezando a detectar brechas generacionales entre los propios jóvenes: los de menor edad, ejemplo, utilizan tecnologías que el resto no conocen.

 

Por otra parte también se establecen brechas digitales entre los jóvenes que tienen acceso y usan las Nuevas Tecnologías y aquellos que no tienen, o no quieren tener ese acceso y ese uso. Se trata, en definitiva, de estar dentro o fuera, lo que los jóvenes consideran lo mismo que estar y no estar. Quien no está en Intet, quien no tiene móvil, quien no maneja las Nuevas Tecnologías, pasara a engrosar la lista de los que pierden otunidades, tanto laborales como de relaciones sociales.

 

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