Los medios de comunicación se convierten, una vez más, en la plataforma de quienes no tienen voz
¿Qué pasa si algo no sale en los medios? Que nunca ha ocurrido. Esto bien lo sabe Inmaculada Echevarría, que para poder abrir de nuevo el debate sobre la legalización de la eutanasia en España ha convocado una rueda de prensa en el salón de actos del Hospital San Rafael de Granada con el objetivo de que ‘respeten mi voluntad a morir’. La televisión y los medios de comunicación en general, se convierten en la voz de alguien que apenas puede hablar.
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Inmaculada Echevarría, granadina de 51 años, lleva más de dos décadas postrada en una cama a causa de una distrofia muscular progresiva, de los cuáles nueve los ha pasado conectada a un aparato de respiración artificial en el Hospital San Rafael. Dice que tiene claro que quiere morir desde que cumplió los 29 años y ahora ha querido que ‘todo el mundo lo sepa’.
Temas como la eutanasia viven en el candelero y caldean el ambiente desde que Ramón Sanpedro reclamó prera vez ‘el derecho a elegir mi muerte’ en 1998. Desde entonces es un asunto que da mucho que hablar y enfrenta a gobiernos, asociaciones, religiones y a la sociedad en general. Unos dicen que sí, otros dicen que no, pero nadie se moja a la hora de dejar una postura clara.
Las nuevas tecnologías han convertido a la sociedad del siglo XXI en una especie de esponja que sólo conoce lo que la televisión le enseña. Por eso, los medios de comunicación se han convertido en el mejor aliado de Inmaculada para lograr su propósito: ‘quiero que cuando llegue la hora, se respete mi voluntad y no me hagan nada. Lo único que pido es la eutanasia. Tengo una vida de vacío, soledad y opresión’.
La paciente se ha puesto en contacto con la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) a través de una carta pidiéndoles su apoyo. Ahora, según nos han informado desde DMD, ‘lo prero que tenemos que hacer es ponernos en contacto con ella. Había una cita para el vies 20 de octubre, pero se ha cancelado y estamos a la espera de un nuevo día. Hablaremos con ella, con los médicos y con todo el entorno que la rodea y, a partir de entonces, podremos empezar a actuar, pero esto no es un problema que se resuelve en un par de días’.
No sabemos el tiempo que tardará en resolverse la situación pero de lo que sí estamos casi seguros es que todo este tema ha abierto la puerta a que otras personas manifiestes sus necesidades e inquietudes y que siempre habrá un medio de comunicación para contárselo al mundo. No podemos predecir lo que ocurriría si los medios no dieran cobertura al caso pero, una vez dada, lo que está claro es que sin ellos Inmaculada Echevarría no tendría el apoyo o el rechazo de una sociedad que sólo conoce lo que lee en los periódicos y ve en la televisión.
Todo esto hace que uno se plantee hasta que punto nos influyen los medios de comunicación. ¿Nos ayudan a elegir o nos dicen lo que tenemos que elegir? ¿Cuentan lo que ocurre en el mundo o crean un mundo para contar?