¿NO SABES QUE HACER? ¡DESPELÓTATE!

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Hoy no voy a hablar del ‘proceso de paz’ como llama media España a la negociación con Eta, ni de la votación en Bruselas, ni del robo de armas… aunque podría. Por eso de ser original me voy a alejar de tema principal de todas las columnas de hoy y voy a compartir con vosotros algo que de verdad me ha asustado esta mañana, no decir que me ha revuelto el café del desayuno…

 

La moda de unos años esta parte es la de despelotarse. De vez en cuando algún grupo de iluminados orgullosos de su cuerpo o un inevitable pulso exhibicionista, o complejo de madre natura, o ventilar salva sea la parte, se quita pantalones, faldas y camisas para quedarse con todas sus vergüenzas al aire. Qué hay que recaudar fondos para el cuerpo de bomberos… fuera pantalones; que hay que hacer lo propio para el de policía, fuera pantalones; que no queremos abrigos de piel, fuera pantalones; que queremos llamar la atención en eventos detivos, fuera pantalones y que queremos que quiten los parquímetros de Madrid, fuera pantalones. ¡Qué divertido, sino sabes que hacer, despelótate!

 

Esta mañana lo he visto, creía que nunca iba a llegar el momento pero ha llegado: me ha marcado de verdad. No, no he visto la luz. Lo que he visto es publicada una fotografía que eleva el esperpento de ValleInclán a su esencia más pura. La ha publicado El Mundo y en ella un grupo de vecinos de Hortaleza se ha quedado en pelota picada para reivindicar su lucha contra la zona hora, lo mismo con un poco de suerte consiguen que hasta los agentes de la hora echen a correr. Muy serios y artísticos todos ellos posan con desdén y en cueros, gente normal y corriente, ningún adonis supuesto, se han rasgado las vestiduras, literalmente, para subirle los colores a Gallardón. Ya lo tengo asumido, esta noche me costará conciliar el sueño.  

 

¡Qué sentido de la estética! ¡Qué culto al naturalismo! Porque desde luego son naturales como la vida misma, sin dobleces, sin retoques, la tristeza del cuerpo humano vista de frente, plantando cara a nuestras carencias, pero con la vanidad del que se cree perfecto. Me he quedado sin palabras, menos mal que el ‘Parquímetros no’ tapa el quid de la cuestión.  

 

En fin, pongamos que hablo de Madrid…

 

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