En los países en desarrollo los medicamentos falsificados constituyen una verdadera lacra para los pacientes. Hasta un 50% de los medicamentos que se consumen en algunos puntos del planeta no cumplen los requisitos de calidad. En España, donde la distribución se hace de manera controlada, la venta de fármacos falsificados se está incrementando a través de Intet, el mercado negro y algunos gnasios
En los países en desarrollo los medicamentos falsificados constituyen una verdadera lacra para los pacientes. Hasta un 50% de los medicamentos que se consumen en algunos puntos del planeta no cumplen los requisitos de calidad. En España, donde la distribución se hace de manera controlada, la venta de fármacos falsificados se está incrementando a través de Intet, el mercado negro y algunos gnasios.
Por este motivo desde hace varios años la Organización Mundial de la Salud trabaja en un plan global contra esta práctica, que se presentará en una reunión internacional en Bonn, Alemania, el próxo 15 de noviembre. En este encuentro se harán públicos los datos más recientes sobre la falsificación de medicamentos, se lanzará un programa piloto en tres países y se insistirá en reforzar legislativamente a las naciones en su lucha contra este delito.
La OMS ha creado también un grupo de trabajo internacional que supervise el cumpliento de esta iniciativa. El grupo, que tendrá nombre IMPACT agrupará a asociaciones de consumidores, pacientes y médicos, a la INTERPOL, la Organización Mundial del Comerico, el Banco Mundial y a la Federación Internacional de Asociaciones de Compañías Farmacéuticas.
Diferencias entre norte y sur
Pero aunque la venta de medicamentos falsos se da en todos los puntos del planeta, la demanda en unos y otros países difiere mucho. En los países menos desarrollados los fármacos que más se falsifican son vacunas y antibióticos utilizados en el tratamiento de tuberculosis, paludismo o SIDA.
Sin embargo en los países occidentales lo que pra son los medicamentos relacionados con el culto al cuerpo, la disfunción eréctil o los anticonceptivos. La mayoría se venden Intet, donde más del 90% de las páginas que comercializan fármacos no tienen las autorización VIPPS, que verifica que se están cumpliendo los requerientos legales. En muchos casos los parches anticonceptivos, hormonas del creciento o unidades de Viagra que se ofertan en estas páginas carecen del principio activo del producto que itan o lo tienen en cantidades que no se ajustan con los parámetros correctos.
Consecuencias del uso de medicamentos falsificados
La falsificación de los medicamentos debilita la eficacia de los fármacos, puede empeorar las condiciones de salud e incluso producir la muerte del paciente, tal y como ha ocurrido en diferentes puntos del planeta a lo largo de la últa década.
En Níger 2500 personas murieron el uso de vacunas falsificadas durante la epidemia de meningitis declarada en 1995. Centenares de niños murieron en Bangladesh e India el consumo de jarabes que contenía productos usados como anticongelantes durante 1998.
Un negocio muy lucrativo
El negocio de los medicamentos falsificados mueve en el mundo entre 6.000 y 19.000 millones de euros y supone tantes pérdidas para la industria farmacéutica, que las cuantifica en alrededor de 12.000 millones anuales. La rentabilidad del negocio se basa en la continua demanda y en unos costes de producción bajos.
Los falsificadores de medicamentos se aprovechan de los elevados precios que algunos de estos fármacos tienen y que los hacen inasequibles para una parte de la población mundial. En países en desarrollo muchas comunidades rurales difícilmente pueden acceder a medicamentos ‘oficiales’ lo que tratan de conseguirlo fuera del sistema oficial de suministro y es ahí donde se corre el riesgo de toparse con fármacos falsificados.
Soluciones
Legislación, aplicación de las leyes, regulación, comunicaciones y tecnología son los principales campos en los que se debe trabajar para solucionar el problema de la falsificación farmacéutica.
IMPACT, el recién creado grupo de trabajo de la OMS tendrá que analizar estas áreas, y diseñar programas que detecten las ventas ilegales, si quieren acabar con este problema.
Según el director general de la OMS para Tecnología de la Salud y Farmacéutica, Howard Zucker, ‘sin cambios en estas áreas, no tendrá éxito la lucha contra la falsificación’.
