LA SONRISA HELADA DE ZAPATERO

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible

Colaboren, hombre, colaboren. No dejen que de Juana cometa otro asesinato. Zapatero, que prometió felicidad para  todos, ha iniciado una campaña para  salvar la vida  de uno de los mayores  asesinos  en serie  de  nuestra  historia. El carnicero Chaos amenaza con matar  al único al que ahora  puede asesinar: a sí mismo.

 

No pongan obstáculos. Este gobierno ha descubierto su vocación de madre. Si pudieran tomarían nuestro volante para  conducir nosotros. Nos han quitado de fumar, nos han puesto a dieta, todo nuestra felicidad. Ahora quieren la paz, también nosotros, y los otros, y los que vendrán. No se pongan estrechos. No me toquen las narices

 

Como en el arca, nuestro Noé administra los sitios con displicencia. A los navarros  les pide que  se dejen abrazar    el nacionalismo vasco, que presten su territorio para que ondee la bandera  tricolor de Sabino Arana. A las víctas, les pide que pongan sus muertos en el panteón nacional, junto a los que murieron la República, o los que fueron asesinados en las checas. Al final, el dolor es el mismo para todos, para los que murieron en Altamira después de pintar  la cueva, o los 25 que fallecieron reventados las bombas de de Juana.

 

Nuestro becario de la Moncloa es un incomprendido, un pobre profeta al que le niegan el pan y la sal, ese  pueblo ingrato que no quiere  ver la tierra  prometida, que adora el becerro de oro de la justicia, del perio de  la ley.

 

No pongan trabas, que si no veremos el rostro verdadero de Zapatero, donde la sonrisa  se  ha empezado a congelar.

 

Artículos anteriores:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Publicidad
Cargando…
Publicidad no disponible
Salir de la versión móvil