Pepiño ha vuelto. Como esos pistoleros zafios que regresan al pueblo donde les hicieron morder el polvo, Blanco ha vuelto a golpear las tablas que abren la puerta del Saloon, y se queda en el umbral, para que veamos su perfil en el que asoma, a modo de pistola, un video.
Cuando no se tiene futuro, se intenta reescribir el pasado. Como los meses que tenemos delante no van a ofrecer ninguna alegría, el gobierno ha decidido dar batallas en los tiempos de Aznar, que siempre es más fácil: se pone a Blanco a hacer recortes y a pegar ágenes y luego se ofrece el resultado como si fuera una mirada inocente sobre los tiempos.
Desde el otro lado, los populares se sacuden el polvo. Desde ayer, saben que es mejor mirar al futuro con la cabeza alta. Los resultados de Aguirre y Gallardón en las encuestas demuestran que hay estrategias que reciben premio. ¿Peleas? Tonterías. Desde que están a la greña, no se habla de otros candidatos. Parece como si fueran, él y ella, los dos únicos postulantes al mismo puesto.
El gobierno, con el vídeo, ha demostrado una profunda irresponsabilidad. Ha sido un signo de que han perdido los nervios, y la esperanza de que el llamado ‘roceso’ vance. Ya han vuelto a llamar a los escoltas, conscientes de que el incendio va a llegar y de que no nos puede pasar como el Galicia, que los retenes y bomberos habían sido despedidos.
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