UN JUGUETE ROTO EN MANOS DE LA BANDA

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Llegó a la Moncloa como becario, haciendo surf en el tsunami del 11 de marzo. No supo a qué puerta había arribado hasta que se retiraron las aguas. Hoy tenemos conciencia clara y distinta de cuáles son sus capacidades, y de la densión de sus litaciones.

El inútil se aferra al puesto con una vocación indestructible. Su prera reacción suele ser echar la culpa al sistema, distribuir la fuerza del peso de la incompetencia entre muchas patas, para que la silla aguante la insotable gravedad de su incompetencia. Para eso hay que conseguir que otros den la cara (Rubalcaba, que cara tiene de sobra), y conseguir una foto con la oposición, para que quede patente su falta de diálogo. Con quién hay que dialogar y de qué da igual, lo tante es que no quieren, y basta.

Para que la cosa no se rompa hay que ganar nuevos aliados, con preferencia entre algún desesperado, ejemplo ese PNV, versión Ibarreche, feliz de que Batasuna no se presente a las elecciones, que tiene que disular, y ofrecerse al gobierno para que las nueces que puedan recoger  en esta cosecha lleven su marchamo, su sello, el ‘label vasco’. Dos desesperados van a desfilar Bilbao tras una pancarta que dice ‘Por la paz, el diálogo’. A Pachi López le han obligado a ponerse detrás de esa tela desde Madrid. Detrás de ese trapo ambiguo y blando podría situarse incluso Otegui, o Tera, o cualquier vaca que pase allí.

El inútil confía en el olvido, aspira a que se apaguen los ecos de la T 4. Con los dos ecuatorianos enterrados lejos, con los sindicatos dispuestos a echarle un cable, quiere que se le perdone el fracaso, convertirlo en un gesto más de humanidad: ‘soy perfecto, parece decir, como los cientos de miles de españoles que podrían ser presidentes del gobierno’. Parece dispuesto a perdonarle a Eta su barrabasada, a protegerla de la reacción popular, a salir como garante de los terroristas.

 

 

 

Pero la banda, anoten, piensa recordarle bien pronto que está tratando con lobos. A los lobos no les gusta que les traten como corderos. Ya le han mordido la mano. La próxa dentellada será al corazón, que no piensan consentir que se siente con el PNV, su enemigo. No le darán tregua, que le tienen cogido el cuello. 

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