Ya está, Capello declarado persona non grata la prensa y todo que quiere entrenar en paz, sin comentarios, sin suspicacias, sin consejos, sin insinuaciones, sin afirmaciones y sin las sentencias pronunciadas todos aquellos compañeros de la prensa detiva que se creen en posesión de la verdad más absoluta, más incluso de la que cree que tiene Zapatero bajo sus sábanas rojas de la suite presidencial de Moncloa.
El caso es que el entrenador madridista ha tocado fondo. La crisis de su equipo es más que un secreto a voces, es un hecho consumado y ha decidido ponerle freno con mano de hierro, la misma mano que le dio la fama de gran entrenador capaz de enderezar a las estrellas caprichosas y carentes de humildad del Real Madrid, ¡y es que la vía láctea se les ha subido al melón a los merengues, tanto a los blancos como a los de caramelo!
Antes… que si Capello había perdido su autoridad, que si hay problemas en el vestuario, que si a Casillas le ha dejado la novia… incluso he llegado a oír a compañeros afirmando que ¡los jugadores olían a alcohol en los entrenamientos! Y ahora que ha cerrado las puertas para evitar ingerencias en su trabajo, los chicos de la prensa detiva se cabrean. Compañeros, no somos Dios aunque más de uno se crea lo contrario. Si fuerais Capello estaríais cobrando 13 millones netos tres años y no una ‘miseria’ ir de estadio en estadio, de campo de entrenamiento en campo de entrenamiento, de tertulia en tertulia para criticar hasta la mosca que se cruza frente al poste de la tería de Casillas.
El Real Madrid está mal, es cierto aunque me duela (ya sabéis de qué pie cojeo); Capello no está cumpliendo con las expectativas, estamos de acuerdo; la directiva afronta una profunda crisis desde que comenzó la polémica del voto correo, está bien ¿pero no ayudarían más las críticas constructivas que las destructivas? Capello está acabado y no su trabajo sino hacer bajar de su olpo a la prensa detiva.
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