Estacionar mal es un coste que evitan los controladores

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Estacionar mal en la almendra central de Madrid supera los 92 millones de euros. Una cifra que, además, sólo evalúa el perjuicio la congestión que provoca el vehículo privado mal estacionado. La buena es que la función tanto sancionadora como disuasoria y preventiva de los agentes municipales, la grúa y los vigilantes del SER ahorran un míno de 341 millones al año. Los datos proceden del análisis realizado el Ayuntamiento con el fin de profundizar en los niveles de rentabilidad del actual sistema de vigilancia y control del estacionamiento.

El concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad, Pedro Calvo, que ha presentado hoy, en el Museo de la Ciudad, la nueva revista ‘Movilidad y eficacia económica’, que publica los datos del estudio, ha recordado que diariamente circulan Madrid en torno a un millón de vehículos. ‘El uso abusivo del vehículo privado’, afirma Calvo, ‘es considerado gran parte de los ciudadanos como una grave agresión a la vida urbana, que transforma negativamente la forma de usar la ciudad, a la vez que la congestión es causa directa de una serie de costes perfectamente cuantificables para nuestra ciudad’.

El concejal ha ofrecido datos relevantes y perfectamente ilustrativos del perjuicio ocasionado la indisciplina a la hora de estacionar los vehículos en la calle, cuyos costes en todo el ámbito urbano superan los 110 millones de euros al año, cifra que incluye el tiempo de transte público y privado, consumo de carburantes y otros factores como el ruido, la contaminación atmosférica y el cambio clático. ‘Si no hubiera ninguna gestión de la indisciplina este coste se cuadruplicaría y alcanzaría los 411 millones de euros’, destacó.

Además está el incremento de consumo de carburante provocado el mal aparcamiento: 38.500 litros en un día laborable, es decir, un 4,6% más que el que existiría sin indisciplina, lo que determina un incremento del coste de casi 9 millones de euros anuales.

El pacto de la indisciplina de estacionamiento podría llegar a suponer un incremento del tiempo de viaje de hasta un 46% si no funcionara el actual sistema de vigilancia. En estas circunstancias las demoras ascenderían a casi 145.000 horas diarias en los desplazamientos efectuados en día laborable. Gracias al sistema de gestión de la indisciplina actual llevada a cabo el Ayuntamiento de Madrid, el pacto en el tiempo perdido se reduce a un 11%, es decir, a 35.000 horas al día.

‘La principal conclusión que obtenemos’, apuntó Calvo, ‘es que el actual sistema de gestión de la indisciplina, principalmente a través de agentes de la autoridad, servicio de grúa y vigilantes del SER, tanto su función sancionadora y sobre todo, su función disuasoria y preventiva, ahorra anualmente un míno de 341 millones de euros’.

Entre las propuestas para evitar las situaciones descritas, el responsable de la Movilidad en Madrid propone una planificación urbanística que no favorezca el uso y el abuso del coche como única alternativa a las demandas individuales de movilidad; ofrecer al ciudadano alternativas al vehículo privado, y disuadir sobre la costumbre de los estacionamientos irregulares, que restan funcionalidad a la calle, provocan mayor inseguridad viaria y reducen el nivel de confort de los ciudadanos en el uso del espacio público.

Calvo reconoce ‘la fuerte resistencia a renunciar al vehículo privado’ y también que ‘modificar nuestra conducta puede resultar más complicado que mejorar la eficiencia del sistema e incluso que elaborar nuevos reglamentos represores’. ‘Por eso’, añadió, ‘el reto al que nos enfrentamos pasa hacer una apuesta las políticas más creativas y positivas que demuestren los beneficios de los resultados de la gestión de la movilidad, evitando en lo posible los mecanismos estrictamente coercitivos’.

Advirtió, en cualquier caso, ‘que sólo asumiendo una conducta responsable y solidaria es posible mantener unos niveles de tráfico razonables y una movilidad adecuada para desplazarse nuestra ciudad’.

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