Esta mañana en Madrid se ha presentado en rueda de prensa la investigación sociológica ‘Jóvenes, valores, drogas’ realizada la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas y la Obra Social de Caja Madrid. El objetivo de la investigación, realizada a través de 1.200 entrevistas domiciliarias a jóvenes de 15 a 24 años y seis grupos de análisis, es conocer la agen que los jóvenes tienen de sí mismos, sus aspiraciones y valores, los iconos con los que se identifican para trazar un panorama completo del universo ético, moral y actitudinal de las nuevas generaciones.
Según los datos obtenidos del estudio, no podemos hablar de ‘la juventud’ ya que los jóvenes españoles se comtan según valores y actitudes muy diferentes entre sí. Es decir, son muy diferentes unos de otros pero, en contra de lo que dicta el estereotipo, con escalas de valores muy silares a los adultos. Sin embargo sí que encontramos elementos más comunes o que los propios jóvenes creen definitorios de su propia generación. El 51,4% de los jóvenes de 15 a 24 años cree que su generación es marchosa, consumista, rebelde e instalada cómodamente en su situación. Por el contrario, menos de 2 de cada 10 jóvenes atribuyen a sus coetáneos rasgos positivos como responsabilidad, solidaridad, madurez, honradez, tolerancia o lealtad.
Según afirman los propios jóvenes, su escala de valores finalistas está encabezada ‘Tener unas buenas relaciones familiares’, ‘Tener éxito en el trabajo’, ‘tener muchos amigos’, ‘ganar dinero y tener una vida sexual satisfactoria’ en ese orden. Por el contrario, los valores finalistas que se sitúan al final de la escala son ‘las cuestiones religiosas o espirituales’, ‘los temas políticos’ o ‘hacer cosas mejorar el barrio o la comunidad’. En cuanto a los comtamientos, consideran bastante o muy admisible ‘comprar discos, películas o videojuegos piratas’, ‘aplicar la eutanasia a quien lo solicite’, ‘libertad para abortar’ y ‘la adopción de hijos homosexuales’.
A la hora de asignar los recursos disponibles socialmente, consideran que las ayudas a ancianos, niños, sanidad, educación y, en menor grado, empleo y vivienda son intocables. Junto a estos objetivos, en lugar privilegiado, también aparece el apoyo a las mujeres maltratadas. Por contra, los objetivos cuyo apoyo es más prescindible, seguirían siendo el ocio alternativo (en una confirmación de hallazgos anteriores, que cuestiona algunas políticas), las obras públicas, los apoyos a grupos más o menos en situación de marginación, la cultura, la justicia y la policía.
Según todos estos datos, los jóvenes españoles de 15 a 24 años se dividen en cinco tipos claramente diferenciados. El prero de ellos es el tipo Integrado / Normativo que agrupa al 32.67% de los jóvenes de estas edades y que se define su aceptación de las normas, su grado de integración social y una actitud interesada lo social y la cooperación que, sin embargo, es más teórica que real. Tienen una visión optista de benévola de su generación y consumen menos drogas que la media.
El segundo tipo, según los centajes, es el tipo Retraído (21.42%) que se caracteriza su aislamiento cómodo y completamente descomprometido. Parece preocuparle sólo una vida personal cómoda y placentera, al margen de toda preocupación colectiva. Se trata de un grupo de jóvenes que consume menos drogas que la media y suelen tener buenas relaciones con los padres, pero malas con los amigos.
El tercer lugar, encontramos el tipo Ventajista / Disfrutador (19.75%) que se define el manteniento de posturas hedonistas, defendidas desde posiciones frívolas y narcisistas, despreocupadas las consecuencias que todo ello pueda suponer para los demás. Se trata de un grupo que consume drogas muy enca de la media. No se enfrentan con el orden social, sino que mantienen una actitud de aprovechamiento despreocupado de las ventajas de las situaciones que se les plantean. Suelen tener malas relaciones familiares con sus padres y buenas con sus amigos. Justifican comtamientos como emborracharse y hacer ‘botellón’; fumar marihuana en público; comprar discos, películas o videojuegos pirateados; robar artículos en grandes superficies o ‘aplicar la pena de muerte a personal con delitos muy graves’, tal y como afirman ellos mismos. Los iconos con los que se identifican son el símbolo del euro y una copa de alcohol.
El cuarto tipo es el denominado Alternativo (15.25%) que se caracteriza estar fuertemente ideologizado y comprometido con lo público. Mantienen una visión solidaria y proactiva que les lleva a un cierto enfrentamiento con el orden social establecido, al que cuestionan e intentan provocar con actitudes y acciones. Curiosamente, se trata del grupo que más cannabis consume, aunque son los más conscientes de los riesgos. Sin embargo, utilizan el cannabis como elemento de cohesión e identitario del grupo. En cuanto al resto de sustancias, consumen menos que la media. Justifican comtamientos como robar en hipermercados, la adopción de hijos homosexuales/lesbianas, libertad total para abortar, la eutanasia o el suicidio. Sin embargo se muestran críticos con la pena de muerte y el consumismo. Los iconos con los que se sienten más identificados son símbolos okupas y el logo de Amnistía Internacional.
El últo tipo es el Incívico / Desadaptado (10.91%) que se define su falta de integración y su confrontación violenta con lo establecido. Rechazan no solo los criterios normativos ideales sino también los de bienestar y supervivencia que comparte la mayoría de la sociedad. Justifican comtamientos como romper señales de tráfico, enfrentarse violentamente a la policía, conducir bajo la influencia del alcohol, el exceso de velocidad, fumar marihuana en lugares públicos o contratar en peores condiciones laborales a un extranjero serlo. Se trata del grupo que, con diferencia, más drogas de todo tipo (excepto cannabis) consumen. El icono que, según afirman, les representa es el icono ‘nazi’.
Esta distribución tipológica plica que, en la juventud española entre 1524 años, habría algo más del 52% de chicos y chicas situados en el polo de la pasividad o la indiferencia lo colectivo. De ellos, un 21.4% razones de retraiento egoísta, casi un 20% que se ven instalados en una situación cómoda de la que solo quieren aprovechar las ventajas, y casi un 11% que desprecian y solo quieren agredir a lo establecido.
En el polo contrario, del activismo social y el compromiso para el cambio, se situarían casi el 48% de jóvenes: 32.6% desde una posición ‘ortodoxa’, sintónica con lo que proclama lo políticamente correcto, y algo más del 15% desde posturas claramente proactivas, muy ideologizadas , buscando nuevas fórmulas (a veces conflictivas).
A su vez, de todos los jóvenes, se podrían considerar bien integrados casi un 74% razones de ‘deber ser’ (32.6%), retraiento defensivo (21.4%) o de intereses egoístas (casi 20%). No integrados, en confrontación con lo establecido, se podrían considerar el 26%: un 11% en confrontación ciega con lo social, y más del 15% en la búsqueda de un orden más justo.