HABLEMOS DE DERECHOS HUMANOS

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No lo puedo evitar, he visto el mal en la cama de De Juana y eso me revuelve. Su cara, su mirada, pocas veces o quizá ninguna he podido ver tanto odio en los ojos de una persona. Esa deformación de la realidad es la de una mente enferma, perversa, que hace tiempo que se olvidó de los motivos que le llevaron a ingresar en la banda y ahora splemente mata atraído el olor de la sangre. No se arrepiente de los 25 asesinatos y tantos otros de los que habrá sido cómplice, y todavía hay quien apela a los derechos humanos para pedir su libertad. Me dan nauseas.

Ahí estaba, en la cama, metiendo tripa e intentando dar pena. ¿Pena un hombre que pide langostinos y champán con cada nueva muerte? ¿Pena un hombre al que prácticamente le ha salido gratis cada uno de los veinticinco asesinatos? ¿Pena un hombre que asegura que las lágras de las víctas son su alegría? ¿Pena un hombre que pega un tiro la espalda como el cobarde y rastrero que es? ¿Pena un hombre que dice que no se arrepiente? ¡Qué ha matado a veinticinco personas, nos hemos vuelto locos todos!

¿Y que este monstruo nos esté costando tanto dinero a todos los españoles que haya decidido echarle un pulso al Gobierno? Si yo decido tirarme una ventana nadie me lo va a pedir ¿qué a este asesino si? Además, esas piernas, esos brazos no eran de un moribundo. ¿Y quién le ha hecho las fotos? Su novia de la que no se separa, los familiares y amigos que entran y salen de la habitación como si la que estuviera en la cama fuera una parturienta a la que van a llevar bombones en vez del mayor asesino de la historia de España. ¿A qué estamos jugando? ¿Derechos humanos? Derechos humanos los del matronio Jénez Becerril que recibieron un tiro en la nuca a bocajarro y sin poder defenderse, que eta, además de asesina es miserable y cobarde, que nadie se equivoque. ¿No dijo entonces De Juana que estaba alentado para un mes? Pues eso mismo los 853 muertos que suma la banda terrorista le da autonomía para sobrevivir sin comer 71 años, así que déjenle que haga lo que le de la gana, pero entre rejas.

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