Los huracanes, intensas nevadas, terremotos y otras catástrofes naturales ya no son cosa de territorios lejanos. Los alcances del cambio clático los sentos todos cada vez más y no hay regiones que estén ‘a salvo’ de los embates del planeta ante la creciente contaminación. Y, como donde hay un riesgo está presente el sector Asegurador, uno de los principales desafíos para las compañías de Seguros es dar respuesta a esta situación. En Estados Unidos, escenarios de espectaculares catástrofes, ya están preparados.
Ya lo dijo recientemente el presidente de Lloyd’s, Peter Levene, al situar al cambio clático y sus efectos como el desafío ‘número uno’ para el mercado mundial de Seguros, debido a su carácter predecible y al coste de las potenciales reclamaciones.
No es de extrañar si se toma en cuenta que Levene confesó que su compañía había desembolsado 6.000 millones de dólares para cubrir las reclamaciones de los huracanes, cifra que crecía hasta los 60.000 millones de dólares si se toma en cuenta el desembolso de todo el sector Asegurador en 2005.
El fenómeno más reciente y cercano a la realidad europea, el huracán Kyrill que azotó a fines de enero al norte de Europa, causó estragos que la Asociación de la Industria de Seguros Alemana cifró en mil millones de euros, en total. La compañía de Seguros Allianz calculó los daños que deberá costear este fenómeno meteorológico en 350 millones. Eso, sin contar a las 40 personas que perdieron la vida.
Los costes que conlleva hacer frente a los embates del cambio clático se han multiplicado diez y están creciendo a un ritmo más rápido que las pras. En Estados Unidos, que en 2005 fue escenario del Katrina, Rita, Wilma y Dennos, ya hay algunas compañías que han incrementado considerablemente los precios –como las reaseguradotas como AIG o, directamente, han desistido de cubrir este riesgo –es el caso de Allstate.
¿Qué se puede esperar? Tal vez una combinación de alza de pras medida que, cierto, ha sido tradicionalmente criticada las asociaciones de consumidores, y una mayor concienciación parte de los Gobernantes de las grandes potencias contaminantes para reducir las emisiones causantes de este cambio clático. Esto últo, de momento, no parece tener visos de concretarse a corto plazo, lo que probablemente, en los casos en que las compañías accedan a seguir cubriendo estos riesgos, afectará a los bolsillos.
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