Esta tarde la calle Méjico se convirtió en el canal de un río cuando unos operarios picaron una tubería, provocando una fuga de agua que inundó las inmediaciones de la zona y dejó sin agua a los vecinos que dependían de dicha tubería. Cuando PRMadrid se acercó al lugar para informarse de lo sucedido, uno de los operarios que había participado en el desastre, confirmó que el Ayuntamiento no ofrecía los planos de las calles en las que trabajaban.
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Esta tarde la calle Méjico se convirtió en el canal de un río cuando unos operarios picaron una tubería, provocando una fuga de agua que inundó las inmediaciones de la zona y dejó sin agua a los vecinos que dependían de dicha tubería. Cuando PRMadrid se acercó al lugar para informarse de lo sucedido, uno de los operarios que había participado en el desastre, confirmó que el Ayuntamiento no ofrecía los planos de las calles en las que trabajaban. Y todavía fue más lejos en sus declaraciones cuando el entrevistado indicó la inexistencia de planos para este tipo de operaciones, no sólo cuando se trataba de trabajar cerca de tuberías de agua, sino también cuando lo hacían con tuberías de gas, lo que ocasionaría un desastre aún mayor en caso de que un error de cálculo provocara una fuga. |
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El fontanero del Canal de Isabel II no tardó en aparecer al lugar de los hechos, analizando la situación y el desbordamiento de agua que se había provocado a causa de un moviento en falso con la escavadora.
Este no es un hecho aislado sino que forma parte de los numerosos conflictos que las obras de la ciudad provocan a los vecinos y ciudadanos, concretamente en referencia a las fugas de agua
El Gobierno de la Ciudad informa en su página web que está llevando a cabo un proceso de transformación urbana cuyo desarrollo realiza de forma equilibrada a través de las diferentes áreas de gobierno. La política urbanística, cuya ejecución corresponde al Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras actúa en el eje físico y espacial.
El modelo urbanístico de Madrid contempla un total de 163 proyectos, que se detallan entre los que destacan su especial relevancia los desarrollos urbanísticos. Sin embrago los hechos sucedidos hoy día en el que se destacan muchos precedentes, parecen contraproducentes con todo aquellos que aboga el alcalde Alberto Ruíz Gallardón.
Por un lado se echaría tierra, y nunca mejor dicho, la campaña de ahorro de agua para tratar de solucionar el incansable problema de la sequía. Mientras el gobierno municipal y regional tratan de concienciar a los ciudadanos de que no utilicen más agua de la estrictamente necesaria, se registra un desbordamiento en algún punto de la ciudad desperdiciando litros y litros que podrían regar nuestras zonas verdes.
El lema de Madrid Lpio se muestra dubitativo en un espectáculo como este que ofrece un escenario de agua sucia corriendo nuestras calles, arrastrando todos aquellos desperdicios que encuentra en su cauce y obstaculizando el paso a los transeúntes en un Madrid que trata de ser cada vez más de los peatones.