SÁNCHEZ QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, de MADRID

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Pico todas las noches. Mientras Polanco ofrece nografía, mientras la prera censura la entrevista con García con un corte seco, duro, como de maestro de escuela antigua, Sánchez Dragó nos regala grandes momentos, no sé si de la información, pero sí inolvidables instantes de la televisión. Mientras muchos pasan la caja procurando que nadie les recuerde nada, tibios y toratos, el escritor comprendió hace mucho tiempo que en la tele se trata de crear un personaje para sobrevivir. Los perfiles borrosos, sombríos, no los quiere nadie. Se sotan, pero terminan provocar rechazo. Fui un adicto a ‘Biblioteca nacional’. Recuerdo el día en que Sánchez sacó los colores a una estupenda Beatriz de Moura, ruborizada y apurada ante la pregunta de si bajo sus faldas vestía pantys o ligueros. No hubo forma de sacarle a la editora de la Sonrisa Vertical su vestuario ínto. Pero Sánchez lo intentó, y no entraba dentro de sus obligaciones.

En poco tiempo ha montado unos cuantos saraos: le ha regalado al antropólogo Arsuaga una botella de Anís del Mono, ha llegado al plató con un pan debajo del brazo, y ha salido con orejas de burro como penitente su mala cabeza. Lleva hasta las últas consecuencias una cruzada inútil: la demostración de que los liberticidas no van a acabar con él y con su independencia. Ha llevado a su ‘informativo’ a gentes que siguen la consigna, que no tienen otro remedio que rendirse a la evidencia. Da la sensación de que quisiera salvarse de la quema, de que intenta demostrar que él no es Telemadrid, que es otra cosa, y para eso lleva a sus viejos amigos de la izquierda para que le bendigan, consciente de que bramarán contra los informativos y le absolverán.

Ayer volví a verle. Estoy seguro de que le han dado un rapapolvo. Parecía castigado contra la pared. No hizo bromas con Ana Samboal, magnífica, como siempre, cordial y rigurosa, bella como una página de periódico bien compuesta. Un Sánchez contenido dejó que fuera Leo Bassi el que hiciera el payaso. Al editorescritor le han puesto la jaula. Ya no será el mismo. Tiene contrato hasta mayo, y ya cuenta los días para llegue pronto.

Otra más: no me gusta tu cielo de Madrid, Sánchez, ese que pones al final del informativo. Parece el salvapantallas de Windows.

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