Raúl Guerra nunca ha escondido su faceta de farmacéutico. Es más, siempre ha reconocido que la farmacia ha moldeado su carácter literario.
Ganador de numerosos premios, entre ellos el Nadal en 1976 con ‘Lectura Insólita de El Capital’, ha sido galardonado recientemente con el Premio Nacional de las Letras 2006. Hoy, en el Ateneo de Madrid, la Farmacia le rinde un homenaje su trayectoria profesional.
A pesar de que la jubilación del mundo de la farmacia le llegó de una forma poco convencional: Un atentado terrorista destruyó su oficina de farmacia en julio de 2001, ‘jamás supuse una jubilación tan llamativa’ recuerda aquel episodio con ironía, el escritor nunca ha querido romper su vinculación con el mundo de la farmacia, que ha mantenido especialmente a través de su colaboración en la revista ‘el farmacéutico’.
Raúl Guerra opina que todos los conocientos que adquieres, ya sea en la Universidad, mediante la experiencia de la vida, o en cualquier faceta del ejercicio profesional en la farmacia, te ayudan en la creación de la novela, ‘puesto que la novela es una interpretación de la vida’ y la farmacia ha sido, precisamente, un elemento fundamental en su vida.
Raúl Guerra Garrido publicó su prera novela, Cacereño, en 1969. En 1976 recibió el Premio Nadal Lectura insólita de El Capital; y entre sus obras destacan además El año de Wolfram (finalista del Premio Planeta en 1984), La mar es mala mujer, adaptada al cine y a la televisión, La carta y tantos inocentes (1996). Su novela, Castilla en canal (1998) cosechó un enorme éxito de crítica y público, y destaca también El otoño siempre hiere y La Gran Vía es Nueva York, que ha recibido los premios Crítica de Castilla y León y el Villa de Madrid.
El homenaje a Raúl Guerra se celebra en el Ateneo de Madrid (paseo del Prado, 21) hoy a las 19,30 h.