A pesar de que no se puede achacar únicamente a la aplicación de políticas de responsabilidad social corativa, resulta significativo el hecho de que las grandes empresas que cuentan con este tipo de estrategias crean el doble de puestos de trabajo que el resto. Este dato se extrae del estudio del estado de la Responsabilidad Corativa de la Gran Empresa en España presentado el pasado vies en la Casa de la Moneda.
Los resultados muestran que el nivel de integración de las políticas de RSC es del 73%, dato que sitúa a las empresas con sede en España, independientemente de su país de origen, al mismo nivel que las compañías y organizaciones europeas. El estudio, realizado el Club de Excelencia en Sostenibilidad en colaboración con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, ha contado con la participación final de cien empresas pertenecientes a 16 sectores distintos de entre las 300 a las que fue dirigido inicialmente el cuestionario.
A pesar de este esperanzador dato, del estudio también se desprende que aún existen demasiadas diferencias entre las consideradas ‘empresas líderes’, con mayores recursos y políticas de RSC consolidadas, y la ‘mayoría de las empresas’, el resto de entidades participantes. De esta forma, mientras que en las preras la aplicación de proyectos socialmente responsables roza el 75% y su experiencia en el campo se remonta a una media de cinco años, el resto de empresas asegura aplicarlas en un centaje menor, de entre el 40 y el 75%, y desde hace menos tiempo, sólo tres años. Asismo, las preras participan en índices de sostenibilidad, tienen sistemas de gestión de responsabilidad corativa consolidados y trabajan con todos los grupos de interés plicados en la actividad de su empresa. Por el contrario, casi ninguna de las empresas que pertenecen al otro grupo pertenecen a estos índices, sus sistemas de gestión son nulos o están en diseño, y gestionan únicamente relaciones con los grupos de interés tradicionales.
Sin embargo, estudio tras estudio, hay datos que permanecen inmutables. Aunque la plantación de la RSC en el área de recursos humanos, según aseguran las propias empresas, roza el 100% en empresas líderes y el 89% en el resto, la incoración de personas con algún tipo de discapacidad a las empresas permanece en el 2%, el míno exigido ley. Por su parte, las mujeres, dentro del mismo rango laboral que los hombres, siguen cobrando considerablemente menos que ellos y forman parte en un centaje mucho menor de los puestos de responsabilidad. También queda mucho hacer en la conciliación de la vida laboral y familiar, ámbito en el que el estudio ha dado sus resultados más bajos.
Por sectores, las empresas que más han participado y que han obtenido una puntuación mayor en el estudio han sido las informáticas (participación del 47% y puntuación de 82), energías y agua (56% y 79 puntos) y entidades de financiación (75% y 79 puntos). También, de los datos ofrecidos se extrae que las principales dificultades en la aplicación de estas políticas son la escasez de recursos para su aplicación, la dificultad para coordinar los diversos elementos de la RSC para su plantación así como la falta de cultura, formación e plicación en esta política corativa.
‘No estamos tan lejos de lo que la Unión Europea viene haciendo, aunque todavía queda un camino muy largo que recorrer’, aseguró durante la presentación del estudio Juan José Barrera, Director General de Economía Social y del Fondo Social Europeo. ‘Las administraciones públicas tienen que apoyar y fomentar estas políticas de RSC para que las empresas hagan acciones voluntarias más allá de lo que les pide la ley’, añadió.
En esta misma línea, Eduardo Montes, presidente del Club de Excelencia en Sostenibilidad, ha asegurado que ‘hemos sido demasiado tolerantes con ciertas prácticas en todo el mundo’ y añadió que ‘las empresas ven como un problema la falta de plicación de su directiva’. Para él, los grandes retos de las empresas en el campo de la responsabilidad corativa van desde la mayor participación en este tipo de estudios, lo que significaría una mayor plantación de políticas socialmente responsables, hasta la posibilidad de distinguir entre empresas líderes y el resto de empresas. Queda lanzado el guante.
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