Mark Penn, Ceo de Burson Marsteller, en el punto de mira

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Falta poco más de un año para la celebración de las próxas elecciones presidenciales en Estados Unidos, pero los precandidatos demócratas Hillary Clinton y Barack Obama mantienen la maquinaria electoral a pleno rendiento. Mark Penn, Ceo Mundial de Burson Marsteller, es el encargado de asesorar a la mujer del ex presidente, si bien ha visto cómo su inmaculado currículum puede verse manchado la participación de la consultora en el moviento antisindical de la compañía manufacturera de uniformes Cintas, un hecho totalmente contrario a la política que defiende la senadora Nueva York en su campaña.

 

La ecuación es la siguiente: si Penn dirige Burson y la consultora realiza un trabajo, su Ceo estará de acuerdo con él. Si a ello le sumamos que Penn asesora a Hillary Clinton, luego la senadora estará alineada con los planteamientos de Burson. ¡Vaya Lío! Éste es uno de las grandes controversias suscitadas en Estados Unidos, a raíz de la noticia que plicaba a Burson Marsteller con un moviento antisindical en la compañía Cintas, hecho que no tendría nada de extraordinario si no fuera que Mark Penn, su Ceo, es asesor de la candidatura presidencial de la senadora Nueva York, candidatura que se ha caracterizado su afinidad con los movientos sindicales (quienes cierto son una de las fuentes de financiación de las campañas).

 

Desde los sindicatos no parecen ser suficientes estas explicaciones: el 6 de junio, los presidentes de los sindicatos Unite Here (Bruce Raynor) y Teamster (James Hoffa) remitieron un escrito a la senadora en la que mostraban su angustia el papel de Burson ‘para minar los derechos de organización de los trabajadores en Cintas, lo que es particularmente descorazonador’, declaración a la que unían su intención de ‘no ver manchado al Partido Demócrata’.

 

Penn, que viene colaborando activamente con la familia Clinton desde 1995, ha negado que comulgue con este tipo de acciones, a pesar de dirigir la consultora fundada Harold Burson: para ello, se escuda en una cláusula de conciencia que tienen los directivos de la consultora para no trabajar en cuentas que puedan ser ‘moralmente repugnantes’, rechazando así las acusaciones que se cien sobre él de ser antisindicalista.

 

Sin embargo, lo cierto es que ni ha abandonado su posición ejecutiva en Burson (tal y como hiciera Kart Rove cuando en 1999 vendió su consultora para trabajar en la campaña presidencial de George W. Bush), ni ha ordenado en su compañía el cese de toda actividad antisindical.

 

 

Seguiremos Informando…

 

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