Un día después de que RSF organizara una protesta pública la falta de libertad de prensa en China, el gobierno local ha expulsado a la delegación de la entidad del país. La manifestación de ayer terminó con una quincena de periodistas retenidos durante cerca de dos horas. Esta mañana, los responsables de la institución en Pekín, sufrieron el registro de sus habitaciones y tres horas después fueron escoltados la policía hasta el aeropuerto con destino final hacia París. Estos hechos se producen apenas un año antes de la celebración de los Juegos Olímpicos.
Según han relatado los propios responsables de Reteros sin Fronteras (RSF), durante la pasada noche, unos policías llamaron a las dos de la madrugada a la puerta de la habitación de Vincent Brossel, responsable de la oficina de Asia de Reteros sin Fronteras, en su hotel en Beijing. Siempre según RSF, los policías dijeron a los periodistas que trabajaban para el Gobierno y le pidieron que abriese la puerta.
‘Vincent se negó. Entonces, Robert Ménard abrió su puerta a ver qué pasaba. La policía bloqueó su puerta y entró en su habitación. Cogieron su pasate y registraron su cuarto. Consiguió conservar su móvil. Una hora más tarde, Fernando Castelló y Rubina Möhring, presidente y vicepresidenta de la organización, respectivamente, y Vincent Brossel, abrieron sus puertas y empezaron a discutir con la policía’, relata el comunicado de la ONG que protege los derechos de los periodistas.
Acto seguido, los policías registraron sus cuartos y les pidieron que firmasen un acuerdo diciendo que no organizarían de nuevo una manifestación sin autorización. Se negaron, y pasadas tres horas fueron finalmente escoltados la policía hasta el aeropuerto. Cogieron su vuelo para París. Esta expulsión se produce sólo un día después de que RSF organizara una protesta pública la falta de libertad de prensa en China. La manifestación de ayer terminó con una quincena de periodistas retenidos durante cerca de dos horas, entre ellos cuatro españoles.
La manifestación fue celebrada frente a la torre de oficinas del comité organizador de los JJOO en un Beijing. Los manifestantes denunciaron las promesas de mayor apertura incumplidas el Gobierno chino, así como la falta de presión realizada parte del Comité Olímpico Internacional (COI). Los miembros de la ONG, que vestían unas camisetas negras en las que los aros olímpicos habían sido sustituidos esposas, y desplegaron carteles con idéntico motivo, insistieron en que su propósito no es arruinarle a China los Juegos, sino defender la libertad de expresión.
Según los datos de la organización, en China existen más de 30 periodistas detenidos y otra cincuentena de ‘ciberdisidentes’ (activistas que utilizan Intet para manifestar su oposición al régen de Beijing) en prisión.
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