China gana la medalla de hojalata en libertad de expresión

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La libertad de expresión en China es algo que ‘afecta cotidianamente a todo el mundo, incluso los que viven en Occidente’, son palabras del defensor de los Derechos Humanos en China, Lun Zhang. Justamente cuando falta sólo un año para que en el país asiático se celebre uno de los símbolos de hermanamiento entre pueblos, los JJOO, el Gobierno chino ejerce control permanente y continuo sobre todo lo que se publica, dentro y fuera de sus fronteras. Multas de 10.000 euros y hasta un permiso puntos, para los medios de comunicación.

 

 

Censura, penas de cárcel o torturas para evitar las informaciones ajenas a la política del Estado, son habituales entre las herramientas del Estado para proyectar una buena agen de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos. Un evento que tendrá lugar tal día como mañana en 2008. Hoy, el gobierno chino ha expulsado a los periodistas detenidos en el día de ayer protestar en Beijin a favor de la libertad de prensa.

 

 

Pero estas censuras no son recientes. En el año 2006, el Gobierno consideró que era necesaria una recuperación ideológica de los medios de comunicación considerados demasiado liberales. Por ello, el Estado decidió que debía ejercer mayor control, para evitar que ninguna información se ‘les escapara de las manos’.

 

 

La asociación RSF ha perseguido este asunto, para dar cuenta de ello, según sus investigaciones, muchas han sido las detenciones con la bandera de la prevención del Estado. En 2006 condenaron a pena de cárcel de cinco años A Ching Cheong, retero en Hong Kong de un diario de Singapur, ‘espionaje’. A Zhao Yan, colaborador del New York Tes, le pusieron una pena de tres años, un supuesto ‘fraude’. En ambos casos, los juicios se hicieron deprisa y corriendo: sin testigos de la defensa ni vista de apelación, y con presiones políticas.

 

 

En diciembre pasado, la agencia Xinhua atacó de nuevo a los militantes de los derechos humanos y a periodistas extranjeros, que se manifiestan, calificándolos de ‘fuerzas hostiles’ que intentan ‘sacar ventaja de los incidentes de masas para crear desórdenes’.

 

 

Los periodistas sin fronteras dan cuenta de los medios utilizados el Gobierno chino. En 2006, en la Asamblea Popular del Ejecutivo nipón, un proyecto de ley sobre la gestión de situaciones de crisis les permitió poner multas de hasta 10.000 euros a los medios de comunicación que publiquen, sin autorización, información sobre manifestaciones de campesinos, parados o tibetanos.

 

 

En 2007, dada la cercanía de los Juegos Olímpicos, se han empleado a fondo, el 9 de febrero de 2007, el diario South China Morning Post de Hong Kong reveló que unos responsables del Departamento de propaganda habían presentado, a los directores de los periódicos gubernamentales, un nuevo sistema de sanciones. A cada cabecera se le darían 12 puntos, que podría perder con cada ‘error’. Un grupo de vigilancia, compuesto oficiales del Departamento de Propaganda y de la Administración general de prensa y publicaciones, sanciona a los medios de comunicación culpables, en función de la gravedad de la falta. Cuando un medio haya perdido todos los puntos, entonces se sancionará a sus responsables.

 

 

Intet no está exenta de esta vigilancia. Sin duda, China continúa siendo el país más adelantado en materia de filtrado de Intet, las autoridades siguen con atención las evoluciones tecnológicas, para asegurarse de que ninguna abra una nueva ventana de libre expresión. Según el defensor de Derechos Humanos, Lun Zhang, después de los sitios de Intet y los foros de discusión, las autoridades se centran ahora en los blogs y los sitios que permiten intercambiar vídeos, que la ‘Administración de este Estado, se ha dado cuenta de que, si  no se controla Intet todo el resto de controles y de censura sobre los demás medios no tendrá sentido’.

 

 

Sin embargo la presión es tal, que de los cerca de 17 millones de bloggers chinos muy pocos de ellos se atreven a abordar temas sensibles y aun menos a criticar la política del Gobierno.

 

 

Lun Zhang, a quien citábamos a comienzos de este artículo, cree que los JJOO deberían ser aprovechados para enviar un mensaje a la población hacia la apertura, pero con cuidado, ‘que el Gobierno chino no cierra los ojos ante lo que pasa fuera y la forma que hay de juzgar lo que pasa dentro’, apunta.

 

 

Seguiremos Informando…

 

 

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