‘Miedo’ escrito por Albert Jovell para el diario ‘El País’

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Por su interés, reproduciremos la sinopsis de los trabajos finalistas del Premio Reflexiones que la Fundación AstraZéneca y El País han seleccionado para optar al mejor artículo de opinión en el ámbito sanitario

Miedo
Albert J. Jovell
El País

El miedo existe aunque el enfermo intente controlarlo. Cuando uno se olvida de él, los demás te lo recuerdan. Hay pacientes en quioterapia que contemplan su enfermedad viendo las caras con las que les miran los demás. La mirada del otro se convierte en el espejo donde te miras. Es la mirada del miedo. También se nota en las ausencias deliberadas. Se conoce como el síndrome de la fatalidad. La contemplación de la desgracia ajena te recuerda que nadie está libre de enfermar y, eso, incomoda.

Una vez que empieza la enfermedad nunca se acaba o, mejor dicho, sólo se acaba con la muerte. El principal riesgo para morir es estar vivo. El miedo se asocia a la soledad y a la incertidumbre, como bien describe el premio Nobel de literatura y prisionero del campo de concentración de Auschwitz, Imre Kertész, en su libro Yo, otro al narrar el miedo que sufrió en lo que llama el ‘Laboratorio del TAC’. ‘Todas las situaciones modernas ran con Auschwitz’, escribió Kertész y determinadas pruebas diagnósticas y tratamientos son situaciones modernas. Dentro de una resonancia magnética la cabeza va muy deprisa o no va. Y de las biografías de los prisioneros en los campos de concentración nos llegan los preros tratamientos para paliar el miedo. Viktor Frankl, psiquiatra y prisionero nazi, habla de la ‘logoterapia’, o el encontrar sentido a la vida, como una estrategia de supervivencia que permite la convivencia pacífica con el miedo y el desasosiego. El miedo no se erradica, se aprende a convivir con él. A todo ello se ha referido también el profesor Ramón Bayés en sus artículos en EL PAÍS cuando habla de la necesidad de tener esperanza y de los efectos positivos que ésta tiene sobre la salud. También habla de los efectos perniciosos de la espera, uno de los principales factores productores de miedo.

Difícilmente se podrá considerar que nuestra sociedad progresa si no es capaz de paliar el miedo y el sufriento de los enfermos y sus familiares. Quizá sería exagerado crear ‘unidades de tratamiento del miedo’ como ya tenemos ‘unidades de tratamiento del dolor’, en nuestros centros de salud, pero el miedo se tendría que considerar como lo que es: un problema de salud.

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