A nueve meses de que la banda terrorista ETA hiciera estallar una furgoneta bomba en el módulo D del aparcamiento de la T4 de Barajas, hoy el Aeropuerto de Madrid ha recuperado la normalidad. La muerte de dos ecuatorianos residentes en España es la cara humana de la tragedia, pero aún no se cuenta con cifras exactas sobre los daños materiales. Desde el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) se esta que rondarán los 4445 millones de euros, es decir, más costoso que los atentados el 11 de marzo de 2004.
¿Por qué se produjo este fenómeno? La dinámica en la que se basa el funcionamiento del CCS ayuda a comprenderlo. El director de esta entidad, Ignacio Machetti, aclaraba a PRSeguros en una entrevista publicada hace algunas semanas que el Consorcio cubre sólo los daños asegurados póliza ordinaria. En los atentados de 2004, los fallecientos y lesiones estaban cubiertos un seguro suscrito Renfe, además de las pólizas que cada vícta podía tener contratadas a título personal, pero su coste no fue tan alto debido a que en ese momento las vías y la catenaria no estaban aseguradas.
En el caso de la T4, las instalaciones del aeropuerto que habían sido estrenadas recientemente, estaban completamente aseguradas, lo que los costes subieron. En caso de que los dos fallecidos la explosión, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, contaran con una póliza que los cubriera –cosa que no ocurrió la suma habría crecido aún más.
Las estaciones iniciales no andaban desencaminadas. Según cifras del Consorcio, se esta que sólo los daños en el aeropuerto podrían llegar a los 33 millones de euros, de los cuales entre 29,5 y 30 millones corresponderían a daños materiales. Los gastos pérdida de beneficios aún están cerrar, aunque se calcula que podrían oscilar entre 1 y 3 millones de euros.
El procediento daños en vehículos está prácticamente terminado. Hasta hora se han tramitado 835 expedientes, auqnue podría haber alguno más, y ya se han pagado 11,5 millones. El número de vehículos afectados fue mayor, pero el CCS sólo indemniza a los asegurados ‘a todo riesgo’, mientras que los que contaban sólo con la póliza obligatoria únicamente podían reclamar ayudas para la reparación que entregaba el Ministerio del Interior, un te máxo de 21.000 euros.
El Consorcio cubre estos riesgos que en cada póliza de seguros existen dos contratos sultáneos. El prero de ellos es riesgos ordinarios, que asume la aseguradora privada a cambio del cobro de una pra ‘voluntaria’. El segundo contrato es riesgos extraordinarios, como el terrorismo o algunos desastres naturales, con una pra obligatoria que va a parar al CCS y le permite asumir los costes que un atentado deja en todos los bienes y personas asegurados.
En 2006, el Consorcio registró un récord de siniestros, con un total de 132.199, de los que 42.728 eran siniestros extraordinarios (entre terrorismo y algunos fenómenos de la naturaleza), que supusieron un coste de 228,8 millones de euros.
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