Nos ha llegado a la redacción, medio de la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (AVTB) el siguiente artículo publicado en el Diario Información el 27 de septiembre de 2007. Por su interés lo reproducos, íntegro y firmado su autora.
TRABAJO Y TRASTORNO BIPOLAR
Me parece el colmo. No sé ni siquiera si esto se puede hacer, pero siento que tengo necesidad de expresarlo. Tengo una hija de treinta y pocos años que padece desde los diecisiete trastorno bipolar. Es una enfermedad durísa, sobre todo para el que la padece, amén de sus familiares.
Consiguió acabar su carrera de Diseño, y a trancas y barrancas, recaídas y demás, consiguió pocos trabajos, amigos, etc. No tiene derecho a nada, todo se le estropea. Después de tres años con varias recaídas, lleva más o menos seis meses estables gracias a su esfuerzo diario y a su magnífico médico, gran persona y gran profesional. El pasado mes de agosto le salió un trabajo en Costa Comunicaciones, empresa de informática. Vio la luz y estaba entusiasmada, ilusionada y ponía todo su empeño en ello. Continuó en septiembre, y hace tan solo unos días, su jefe, el señor L, se le acercó y de dijo: '¡Qué te pasa! ¿Es que has tenido algún accidente? ¿Por qué tiemblas tanto? ¿Y qué vas más lenta que los demás?' A lo cual ella le respondió lo que ocurría, que padecía esta enfermedad y que lo que le pasaba era los efecto de su medicación.
Ella le pidió favor que no la echase, que tenía mucha ilusión con el trabajo, incluso llegando a proponerle que le pagase menos que a los demás, que no le taba. Quería seguir trabajando a toda costa.
Llegó a casa desesperada, llorando. Al día siguiente este 'señor' la llamó para despedirla.
No puedo callar lo que considero una tremenda injusticia, y no mi hija solamente, sino también todos los que están en la misma situación que ella. Y pregunto: ¿Se puede hacer esto?
Pilar Llorca Crespo.
