La crisis inmobiliaria llega a todos los sectores y ahora es el turno de los particulares. Si vender un piso de segunda mano empieza a convertirse en una tarea posible, los dueños de viviendas nuevas empiezan a pacientarse: llega la hora de firmar hipotecas y todavía no han hecho ‘negocio’. Quienes hace dos años pensaron comprar un piso sin construir para venderlo antes de firmar una hipoteca, no preveían que el ‘chollo’ de la especulación podía llegar a su fin. Ahora deben pagar facturas mientras los intereses no dejan de crecer.
La especulación urbanística deja de ser rentable
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