PAREJAS EX

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Leo sin perplejidad que los divorcios se multiplican en España. Hoy en España todo son EX. No me sorprende que uno creía haberlo visto todo hasta que Isabel San Sebastián y José María Calleja se separaron sin pudor ante la televisión, en velocidad tan rápida como 59 segundos divorcio, que es algo así como la velocidadluz del matronio. Dice la estadística que en esta España separada se rompen más matronios en los preros meses, y también cuando han cumplido veinte años de casados. Es decir, que nos dejamos cuando estamos a punto de comenzar la tarea o cuando los niños  ya  son chavales de bigote y tarjeta de crédito, llenos de piercing  y de granos. Ahora, con la nueva familia, ya no queda nadie en casa. Se quejan los vendedores de libros a domicilio de que es casi  posible que el abuelo, el niño, la señora, o el marido respondan al tero automático. Detrás del tbre no hay nadie, no queda nada, solo una casa desolada, que  diría Dickens. Unos lo interpretarán con esa frivolidad de que la familia ha cambiado y hay que abrazar  con entusiasmo las nuevas  formas de geometría variable que  tiene esa institución tan antigua como la humanidad. La familia nació el día que bajamos del árbol y hubo que cocinar y transmitir conocientos, y dividir las tareas para que unos hicieran el guiso mientras los otros levantaban la vista enca de la hierba para avisar  en el caso de que llegaran los gorilas rojos o verdes  del enemigo. Ahora van quedando cada vez menos, y los que aguantan más de dos décadas de proyecto en común están protegidos el SEPRONA, que es el servicio de  la Guardia civil que se encarga de las especies protegidas. Hasta Cruz y Raya lo han dejado, y lo anuncian en martes y 13, como para recordar que no son los preros, y los duques de Lugo que son los quintos de la dinastía que se mandan a paseo. Fracasamos en lo privado. Como decía un filósofo, lo mejor sería tener una buena ley de divorcio pero que nadie la usara. La calle se llena de fracasos, así que tenemos un problema. ¿Qué nos pasa? Es sólo una pregunta para la que cada vez hay más respuesta, aunque ninguna nos satisfaga.

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