YA VAN 69 MUJERES ASESINADAS

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Van 69 mujeres asesinadas en España, sus parejas o ex parejas, en lo que va de año. Y van más de cincuenta mil denuncias oficializadas en comisaría, sólo una parte de las mujeres maltratadas que consiguen atreverse. Y tenemos, además, a cientos de mujeres aterrorizadas y escondidas Madrid, en más de una cincuentena de pisos secretos donde tratan de iniciar una nueva vida, miedosas de salir a la calle y, desde luego, muy lejos de su barrio y de sus familiares o amigos más cercanos. Y además de que cada 18 segundos una mujer es maltratada en cualquier rincón del mundo, el sólo hecho de serlo, el maltrato machista es la principal causa de muerte entre las mujeres de 16 a 44 años. Todos estos datos del Instituto de la Mujer deberían movilizar a la conciencia ciudadana, para no mirar a otro lado cuando una mujer es insultada, vejada o humillada su pareja. Viejos atavismos, no del todo mal vistos todos los estamentos de la sociedad, heredados de un mundo donde el hombre adquiría, naturaleza de su sexo, el dominio casi absoluto sobre su esposa, o novia, o amante, o madre de sus hijos. Una insana y estúpida percepción de la posesión del hombre sobre su pareja y de un intragable orgullo masculino que antes de abandonado prefiere la muerte, eso sí, prero sacando de la faz de la tierra al sujeto de su despecho.

 

En contra de lo que cabría pensar, no sólo es en las capas sociales más necesitadas donde se da el maltrato. El miedo hace que la mayoría de víctas pase muchos años sufriendo agresiones e insultos en silencio. Denunciar a un agresor, que en muchos casos es el padre de tus hijos, con el que llevas años compartiendo amor, intidad y cama, es, según las psicólogas especializadas en este tipo de maltrato, tan difícil para mujeres aparentemente independientes y emprendedoras, como para mujeres sumisas. La mayor parte de ellas viven bajo el síndrome de Estocolmo. Pasan años tapando y tratando de justificar a su agresor, muchas veces que creen que confesarlo públicamente es humillarse, ellas mismas, ante la sociedad. En el fondo, aseguran las psicólogas, todas creen que él cambiará. Pero no. A la prera llámanos 012, reza la leyenda de la Comunidad de Madrid. Así es. A la prera, vete. En todos los estamentos, en todos los sectores, cerca de nosotros, existe una mujer que conoce de cerca el maltrato. Y en todas partes hemos tenido que ayudar a alguna amiga a luchar contra el pánico y contra la vergüenza que toda mujer siente al denunciar al hombre elegido. En la redacción de este periódico, como no podía ser menos, también.

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