Manolito Gafotas visto Elvira Lindo
Hay veces que crear un personaje cuesta mucho trabajo; uno ha de darle una edad, una ciudad, unos deseos, una historia que habitar; hay ocasiones, en cambio, en las que parece que el personaje existiera antes de que uno se decidiera a dibujarlo. Esa es mi relación con Manolito. Parece que hubiera estado esperando en un banco del parque del Ahorcado a que alguien llegara para pillarle banda y contarle su vida, la de sus amigos, la de su vecina la Luisa. […]
Querría que los chavales que leen este libro se sintieran identificados con mi héroe, un héroe sin poderes sobrenaturales, un héroe que no es ni el más listo, ni el más fuerte, que no es un líder. Lo que sí tiene es conversación, sentido del humor y ganas de conocer su inmenso mundo, un barrio llamado Carabanchel. Creo que es lo que uno desea en un compañero de viaje, también estoy segura de otra cosa, decía antes que Manolito existía antes de existir en este libro, que estaba esperando a que alguien fuera a descubrirle: ese descubriento sólo podía hacerlo yo que Manolito se parece mucho a alguien que yo fui hace algunos años y que sigo siendo hoy a ratos cuando me dejan.
Elvira Lindo
Es una de las grandes creadoras del lenguaje de la últa década en España. Lo ha hecho en sus novelas (El otro barrio, Algo más inesperado que la muerte), en las que ha volcado su inteligencia para crear mundos narrativos singulares, en la radio donde hizo extremadamente famoso al personaje de Manolito, en la televisión y en el cine, a través de sus guiones (El prer año de mi vida, El cielo abierto, Ataque verbal). Se ha revelado como una escritora de un gran sentido del humor y de una extremada profundidad en la creación de caracteres. Como periodista, ha hecho retajes y entrevistas de gran calado humano y escribe columnas en el diario El País, en las que combina su inteligencia y su sentido del humor para dar de sí una visión compleja del mundo contemáneo. Ella prefiere definirse como alguien que vive y trabaja en Madrid.
¿Quién es Manolito Gafotas?
Por Antonio Muñoz Molina
Lo más extraordinario de Manolito Gafotas y del mundo en que vive es su absoluta cotidianidad. Manolito le cuenta sus cosas a alguien que no sabemos quién es y que puede ser cada uno de nosotros, a un "tú" silencioso que nos recuerda al interlocutor del Lazarillo o de Huckleberry Finn, y lo que él cuenta, lo que nos cuenta con su entusiasmo de niño aginativo, observador y charlatán, son las cosas que todos tenemos delante de los ojos, y el espacio y el tiempo de sus aventuras es idéntico al nuestro, al de cualquier niño y cualquier adulto de ahora mismo.
La literatura infantil y juvenil suele inventar héroes que no se parecen a nadie y preferir los territorios remotos y los tiempos ajenos a los calendarios. Pero Manolito Gafotas no tiene más poderes que los de su inocencia y los de su aginación, y el espacio de sus aventuras es el de la escalera de bloque, el del parque con un solo banco y un solo árbol adonde va a jugar con sus amigos, el del patio del colegio, que un colegio público de Carabanchel.
Lo que ha dicho la prensa:
"Lo extraordinario del plasta de Manolito es que en él no solo encontramos aromas de los héroes de la literatura infantil y juvenil universal, sino también de otros grandes de la literatura adulta. Son aromas que desprenden los autores que han logrado crear un personaje, y Elvira Lindo lo ha conseguido contando la cotidianidad de un niño vulgar, vecino de Carabanchel Alto, que vive su discreta existencia como si fuera protagonista de grandes aventuras".
El País
"El resultado de Elvira Lindo es un libro desternillante, con una segunda lectura pactante, para el que quiera hacerla, y una tercera que ofrecen las ilustraciones de Emilio Urberuaga, en las que ha recogido con sabiduría el mundo ingenuo y ágil de Manolito Gafotas y su entorno".
Comunidad Escolar
"En Manolito Gafotas la cotidianidad se convierte en aventura".
ABC
"Las aventuras de Manolito, para niños a partir de doce años y adultos en general, son típicamente urbanas, es decir, las trastadas están más cerca de una manifestación en plena Gran Vía que de esconderse en un tortuoso cobertizo".
El País
