Se acerca el final de la legislatura y es momento de mirar atrás y pensar en lo que uno hizo bien y lo que no está tan bien. Y justamente eso es lo que ha hecho Pere Navarro en la versión digital de ABC, donde ha publicado una tribuna titulada ‘La política de seguridad vial vista el retrovisor' en la que hace un repaso temas como el Observatorio Nacional de la Seguridad Vial, las campañas publicitarias e informativas sobre uso del casco y el cinturón o las distracciones al volante, el permiso puntos o la reforma del Código Penal. Y como de lo que se trata es de hablar de los logros propios y no de tirarnos tierra enca dos meses antes de las elecciones, Navarro ha mostrado el lado amable de todos y cada uno de los proyectos de la Dirección General de Tráfico (DGT) en los últos años, excepto respecto a la velocidad, sobre la que ha reconocido que ‘ni todos los conductores están convencidos del riesgo de la velocidad ni nosotros lo hemos sabido explicar suficientemente bien'.
Sin embargo, incluso en este aspecto Navarro ha explicado que ‘el centro estatal para el tratamiento de denuncias automáticas, la reforma del procediento sancionador y el tiempo nos ayudarán a aprobar esta asignatura'. Respecto al resto de iniciativas, el máxo responsable de Tráfico en España es altamente optista. Palabras como ‘probablemente sea una de las acciones más discretas pero más acertadas de la política en seguridad vial' en referencia al Observatorio Nacional u ‘otros países han seguido nuestro ejemplo' sobre la utilización de los paneles de información para concienciar a los conductores lo demuestran.
Las campañas contra las distracciones (como el uso del móvil, los navegadores y los fumadores) son otro de los aspectos que han salido bien en los últos años: haciendo gala de su bondad, Navarro nos recuerda que, pese a que ciertos colectivos apoyaban la medida, ha decidido no prohibir fumar a los conductores (según sus palabras ‘nos resistos a poner a la Guardia Civil a perseguir fumadores') y que, al final, salvo en cuanto al uso del móvil, todo se ha reducido a campañas informativas de concienciación, muy efectivas, eso sí.
Pero sin duda, el plato fuerte de la legislatura ha sido el permiso puntos y la posterior reforma del Código Penal. Respecto del prero ‘habíamos preparado el terreno con las campañas de concienciación sobre el número de víctas y las operaciones de vigilancia, otros países europeos lo tenían, era fácil de explicar y de entender, apelaba a la autorresponsabilidad y gozaba de un alto nivel de consenso', gracias a lo que ‘está haciendo su trabajo, el cambio de comtamientos es evidente, los resultados en reducción de fallecidos si solo lo justifican' aunque ‘que todavía no ha dado de sí todo lo que puede y debe'.
Sobre la reforma, la explicación ha sido que ‘habíamos utilizado el derecho administrativo hasta donde era posible y al final, y sólo al final, había que acudir al Derecho Penal'. Pese a todas las críticas que ha recibido después de su aprobación, Navarro se ha lavado las manos y ha declarado que ‘las asociaciones de víctas lo venían pidiendo desde hacía tiempo, el comparativo europeo nos dejaba muy mal parados y el permiso puntos necesitaba el refuerzo penal para aquel que condujere habiendo perdido el permiso haber agotado los puntos'.
Educación e infraestructuras cierran el discurso del director general: la discutida inclusión de la educación vial dentro de la asignatura de Educación para la Ciudadanía (cuya extensión dentro de la misma dependerá del libro y del profesor que la parta, puesto que no está normalizada) y las inversiones en carreteras (pese a lo que siguen existiendo multitud de puntos negros, como recuerdan las asociaciones de víctas, motoristas y automovilistas) suponen los últos asuntos sobre los que Navarro se autofelicita.
Una cosa es cierta: el número de muertos en carretera ha descendido mucho, lo que supone un gran deber cumplido. Pero casi 3.000 siguen siendo muchos, y corremos el peligro de acomodarnos en la autocomplacencia.
