Durante estos días se celebra una de las citas más esperadas en el mundo de la automoción: el Salón del Automóvil de Detroit, que se desarrolla conforme al esquema al que estas reuniones nos tienen acostumbrados últamente: un lado, la ‘fiebre verde' de los nuevos proyectos, coches económicos, ecológicos y eficientes. Por el otro, vehículos grandes y potentes, pero claro, contaminantes. El truco está en ¿qué quiere el cliente? De momento, tenemos para todos los gustos, desde la últa pick up de Ford hasta el modelo más novedoso de la marca: un vehículo fabricado con desechos plásticos industriales… Y es que la duda entre potencia y ecología persigue a marcas y clientes igual, lo que nos hace asistir a este tipo de contradicciones en cada ocasión en la que los fabricantes se reúnen para exponer sus últos modelos y avances en investigación. Los clientes deben escoger entre coches últo modelo, con grandes prestaciones, una potencia increíble, pero con un consumo casi ilitado y unas emisiones que los encarecen aún más (los puestos de matriculación ya penalizan el exceso de emisiones) o vehículos de bajo consumo, más económicos, tanto en cuanto a fiscalidad como a consumo, pero que se resienten cuando se habla de caballos.
Aún así, casi todas las marcas apuestan a fondo la investigación para reducir el pacto medioambiental, aunque cada una a su manera: Toyota apuesta motores híbridos y eléctricos que se puedan cargar directamente a la red, General Motors hace lo propio con el etanol, mientras su presidente anuncia investigaciones en un combustible que podría reducir a la mitad el precio y en un 85% las emisiones y Honda presenta un motor pulsado hidrógeno. Claro que todo esto será dentro de algún tiempo.
Mientras tanto, las marcas nos ponen los dientes largos con modelos más ‘agresivos': la estrella en esta edición han sido los pickups presentados Ford (la reedición del F150, el modelo más vendido de los últos 15 ejercicios) y Chrysler (que ha presentado el pickup RAM).
Además, en las crisis siempre hay lugar para que los audaces mejoren: acabamos de conocer el coche más barato del mundo, un pequeño utilitario que Tata ha presentado en la India 1.700 euros; China prevé introducir una idea silar en EEUU a través de México y Hyundai funda su esperanza en el empeoramiento de la economía, que hará a los clientes buscar coches con buenas prestaciones dentro de un precio económico.
El contrapunto a todo esto es ¿se debe la moda ecológica a una preocupación real el medio ambiente o se trata de un incentivo económico? Las empresas investigan en vehículos que encontrarán su público gracias, un lado, a las ventajas fiscales que prometen los gobiernos para la reducción de emisiones y, otro, a una reducción de consumo que ayudará a estabilizar las economías familiares, dados los altos precios del combustible.
La pregunta es: con iguales prestaciones ¿pagaríamos más un vehículo ecológico que nos permitiese ahorrar en el futuro? Ante una eventual caída del precio de los combustibles ¿nos compraríamos un coche ecológico a sabiendas de que el mismo precio podríamos tener uno más potente? ¿Cambiamos los conductores potencia ecología?
Seguiremos Informando…
