La Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (Faconauto) ha emitido los preros datos de enero, que no son demasiado buenos: en las tres preras semanas del año las matriculaciones de vehículos acumulan una caída de un 22%. Sin embargo, la Federación insiste en que no se debe sembrar alarma entre los consumidores, ya que esta caída obedece a unas causas muy puntuales y, probablemente, se recuperará a lo largo del año. La tradicional cuesta de enero, la entrada en vigor del nuevo puesto de matriculaciones y la finalización del Plan Prever desplazaron las ventas de enero a diciembre.
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Hay que recordar que el pasado 1 de enero entraba en vigor el Impuesto de Matriculación que grava los vehículos más contaminantes hasta con un 14,75% de su te, una tasa que afecta sobre todo a vehículos de lujo y todoterrenos, aquellos cuyas ventas más han caído. Pero las circunstancias no han sido aprovechadas sólo los conductores, sino también los concesionarios, que han aprovechado el mes de diciembre para matricular los vehículos que tenían en stock y evitar de esta forma su subida de precio. Estos vehículos saldrán a la venta a lo largo de este mes como ‘kilómetro cero'.
De forma paralela, el mismo día que entraba en vigor el nuevo puesto finalizaba el Plan Prever, otro aliciente más para comprar el vehículo antes de la finalización del año. Ambas circunstancias han provocado distorsiones (de momento no se pueden calificar como caídas) en la demanda de 4×4 y vehículos de alta gama, precisamente los dos sectores que mantenían un mercado, este sí, debilitado la subida de los tipos de interés y el endeudamiento familiar hipotecario.
Por este motivo, y pese a que Faconauto defiende que los datos se recuperarán levemente en la últa semana de enero y sitúa su previsión para el total del año en un descenso de alrededor del 1% (una caída moderada), muestra su desacuerdo con la entrada en vigor del Impuesto de Matriculación y apuesta una revisión total de la fiscalidad del automóvil.
Los fabricantes proponen que lo que se grave sea el uso y no la compra de vehículos, ya que, independientemente del nivel de emisiones del vehículo, la contaminación varía en función del uso que se hace de él. Por este motivo, sería beneficioso gravar el vehículo a través de los Impuestos Especiales sobre Hidrocarburos, que, en vez de penalizar el consumo, incentivarían un uso eficiente de los mismos.
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